MARTÍN
TRASMONTE PEÑA Y SU FAMILIA
Por
Carmen Martínez
|
Martín Trasmonte Peña |
Los personajes que hoy son
protagonistas de este relato, representan a cualquier familia de nuestro
vecindario, que por una causa u otra se convierten en seres especiales, familias
especiales, de esas que se distinguen entre sus pares, sobre todo de aquellas
que estando en iguales condiciones obran diferente, mostrando acciones,
sentimientos o actitudes poco consideradas y comprensivas. Sé que en nuestros
vecindarios se encuentran muchas otras familias como ellos y como nuestro
personaje principal, él es Martín Trasmonte Peña, a quien junto con toda su
hermosa familia he tenido el placer y la inmensa dicha de conocer y tratar
desde que era una jovencita. Ellos son PERSONAJES DE MI VECINDARIO, porque
marcan una gran diferencia haciendo algo extraordinario de sus comunes vidas.
Martín nació un 18 de marzo
de 1955 muy sanito como cualquier niño de este mundo, como cualquiera de nosotros,
era tan pequeño que cabía en una caja de zapato, esto me lo refirió Noris su
cuñada, quien fuera esposa de su hermano José “Coco”, esto vino a sus recuerdos
de una vez que se lo comentó la señora Zenobia en ese tiempo que vivió con
ellos luego que se casaron. Cuenta su hermana Asmiria que Martín a los dos
meses de nacido, se vio afectado como muchos niños de entonces por una
meningitis que le dejó, entre otros, serios efectos en su neurodesarrollo; eran
otros tiempos, no existían esos tratamientos, fisioterapias y procedimientos innovadores de
hoy día al alcance de pacientes como él, para hacer de su vida otra historia
diferente, que hubiese podido hablar, estudiar así fuese en casa, porque no
existían las escuelas y talleres laborales especiales para ellos, de llevar una vida un poco más independiente,
con fisioterapias que le hubiesen permitido caminar solo ya sea con bastones o
andaderas y ser más activo en la sociedad; porque en el interior de su casa o
en el patio trasero donde pasaba la mayor parte de sus horas diarias, o donde
lo llevase la familia, lo hacía con su
grado de dificultad, hasta que, sufrió una caída con triple fractura de fémur a
la edad de 18 años, que luego de operaciones le mantuvo un buen rato entre
reposos, bajo los eternos cuidados de su madre y de 3 mujeres que vivían por La
Rosa Vieja, donde lo llevaban todos los días para que le hicieran masajes y
ejercicios, ellas eran sordo-mudas y fueron esas “fisioterapeutas” de Martín en
su época, hoy a más de cuatro décadas las recuerda y “mofa” con mucho cariño,
tal y como gesticulaban; todos sus hermanos cada vez que lo hace, recuerdan
esos días. Martín ha seguido caminando pero ya con la dificultad de su pierna
afectada, ya con la dificultad de sus años, ya con alguien a su lado.
Martín es el hijo mayor de
la familia que formaran el señor Jacinto Trasmonte oriundo de Churuguara/Falcón con la señora Senovia Peña de Trasmonte
oriunda de Pedregal/Falcón, dos corianos que el destino los juntó
paradójicamente en un sector de Cabimas/Zulia llamado Corito, donde siempre ha
vivido la familia. Le pregunté a mi amiga Asmiria como se conocieron sus padres
y ella no lo sabe bien, pero cree que fue en una fiesta donde ese amor nació,
cosa rara porque su mamá era de poco ir a fiestas, pero así es la voluntad divina,
Dios los cría y ellos se encuentran, el destino siempre tiene esas maravillosas
excepciones y su hermosa familia es muestra de ello. Luego de Martín, llegaron
Ramón, Jacinto “Tico”, José “Coco”, Asmiria, Luis “Guara” y con ellos convivió
también Damir, como un hermano más, hoy se han unido a ellos sus cónyuges, los
hijos de cada uno de ellos (11), algunos ya con sus respectivos cónyuges
también y otra nueva generación que florece de bisnietos (10) a la Familia
Trasmonte Peña, la familia de Martín. Hoy no están los viejos, tampoco
Tico ni Coco.
Martín no habló, pero puede
balbucear algunas palabras, y en su lenguaje muy particular trata de decir
muchas cosas, es muy inteligente, comprende todo, tiene una excelente memoria, ha
sido muy sano, amen de sus caídas o cualquier virosis que las supera muy bien
gracias a Dios y a los cuidados a tiempo de su familia, pero como dice su
hermano Luis, más conocido cariñosamente por “Guara”, Martín “ha sido una
persona adulta viviendo como un niño”, siempre amado, cuidado, siendo su bienestar
motivo de preocupación y responsabilidad, primero de su
mamá que lo hizo hasta hace 18 años, el día que la llevaron a realizarse una
operación y no le fue posible regresar, ya
que no sobrevivió la cirugía. Cuentan que Martín la vio salir, su mamá se
despidió, me imagino que por ser como era, le daría las recomendaciones pertinentes
de que estuviera tranquilo e hiciera todo lo que le dijeran hasta que ella
regresara, eso hizo Martín, se quedó esperándola allí mismo donde ella lo dejó,
solo se asomaba a la ventana, buscando ver que llegaran, que llegara su mamá, nunca
lo hizo y el miraba a lo lejos con esa mirada triste y fija, con sus ojitos aguarapaos
y llorosos hasta que, la despidió de otra forma dándole su último adiós. Su
papá tomó esa batuta, ese palo testigo de relevo en sus cuidados y atenciones,
hasta que hace 10 años también de una manera muy triste se despidió de esta
vida mientras se oficiaba la Santa Eucaristía del 8vo aniversario de la partida
de su hijo Jacinto, a quien cariñosamente conocimos como “Tico”, …un
infarto…creo que de tanto dolor, de ese que se lleva por dentro y que solo lo
sabe uno mismo, dicen que los padres son los que menos demuestran sus
sentimientos y esta es la muestra de lo equivocados que a veces se está, los
hombres también llevan su dolor solo que lo manifiestan o exteriorizan
diferente… Estos han sido duros golpes para la familia, como en la de todas
cuando seres tan queridos se nos van. Más reciente hace 3 años de igual forma
se despidió “Coco” como más era conocido afectuosamente su hermano José, también
de un inesperado infarto, otro hermano que también lo vería ir y nunca más
regresar, quien sabe realmente como han sido y son los pensamientos de Martín, cuando
ha dejado de verlos a todos ellos, cuando nunca más regresaron, cuando vienen
sus recuerdos, solo él lo sabe en su mente, en su propio mundo, lo importante
es que su vida ha continuado y los que están lo apoyan y quieren igual o más
que siempre.
Me traslado a esa época
cuando fui por primera vez a casa de mi amiga Amiria cuando comenzamos el bachillerato,
a casa de “mamá Trasmonte” como siempre mi amiga Judy Álvarez y yo le decíamos
a la Sra. Senovia y ella nos pasaba hasta el patio donde estaba una enramada
cubierta de una enredadera florida, era una planta de “carácter de hombre”, que
siempre daba una fresca y exquisita sombra y donde siempre y desde allí veíamos
a Martín, bien sea sentado en una silla o acostado en su chinchorro, allí nos
brindaban todo su amor y atención tanto ella como su esposo, el señor Jacinto
Trasmonte y todos los hermanos de él. Ella muy afanada y amorosa en la casa
siempre la recuerdo y a él muy arregladito con su sombrero característico que
nunca lo dejaba cuando salía a la calle.
Esa fresca enramada en el
traspatio fue testigo de muchos cafecitos, comidas y atenciones que siempre nos
brindaba mama Trasmonte, esa costumbre coriana de antes, aún hoy que ya no
están los viejos, ni Tico ni Coco con nosotros, continúa esa tradición; mi
amiga Asmiria sigue el legado y costumbres de sus padres. La vieja enramada con
la enredadera dio paso a un tinglado con techo de Zinc, ese que siguió
cobijando a Martín y a todos aquellos que visitaban a la familia Trasmonte
Peña, ese que hoy se ha transformado en
un fresco y hermoso bohío con techo de cinduteja y plantas de palmeras; en el
mismo sitio, con el mismo amor para brindar además de una fresca sombra en los
días tan calurosos que día a día tenemos. La vieja casa donde vivieron todos y
su patio con la enramada dio cabida a tres casas más donde Asmiria, José y Luis
construyeron las suyas alrededor, así que ese solar, esa enramada con Martín
siempre en ella, ha sido el centro de su unión, ese núcleo , ese corazón invisible
que representan Martín, los viejos y hermanos ausentes para ellos; sin importar
sus propias vidas cotidianas, ellos siempre tienen momentos de compartir con
Martín, las meriendas, comidas diarias o de fin de semana, celebraciones de
cumpleaños o cualquier otra celebración, que generalmente se han realizado
debajo o alrededor de esas enramadas donde Martín ha pasado de niño a joven-adolescente
y ahora a todo un adulto mayor, rodeado de su gente, su familia que nunca lo ha
abandonado, desde hace 8 años una ahijada de su hermana Asmiria, Wendy con su
pequeño hijo Christopher se unieron al cuidado y atenciones de Martín, sin
decir que todos los amigos de los hermanos y sobrinos también forman parte de
esa gran familia de Martín que lo quieren y aprecian tal como es.
Tenía once años cuando los
conocí, fue increíble saber que fue la misma edad que su cuñada Noris; desde
allí en mi mente siempre guardo esas imágenes de Martín que solo han ido
evolucionando con el tiempo, muy parecido a su mamá, con ese pelo castaño
oscuro, indio, fino, lacio como el de ella, aunque ahora lo lleva al rape y casi
cubierto de canas, de una morenura clara su tez, siempre delgado, con unos ojos
pardos pequeños y vivaces, una sonrisa picarona siempre a flor de su rostro
aunque a veces se queda serio, quieto, contemplativo, mientras todos están
alrededor de él y sobre todo con esa característica forma educada de recibirte
dándote la mano, estrechándola de tal forma que a veces es difícil soltarla,
ese es Martín, el que busca agradarte desde donde está, o llamar la atención, ese
que de joven iba hasta donde uno se encontrara, más que ahora, los años y las
caídas no perdonan ahora es uno el que va hacia él, aunque él todavía gracias a
Dios puede movilizarse aunque por precaución mejor acompañado. Ese que balbucea
y trata de entablar una conversación contigo, cuanto más no nos diría de poder
hacerlo. Su familia ha podido entender su propio lenguaje, sus gesticulaciones
y señas muy características, ese es Martín, siempre alegre, esto no solo me lo
dijeron sus hermanos Asmiria y Luis, juntos a sus esposos Lucindo y Janeth y su
cuñada Noris, quienes me apoyaron para escribir este relato, sino también todos
los que han tenido el placer de conocerlo, todos coincidimos en eso; Martín es
un ser muy especial, alegre, inteligente, cariñoso, echador de broma, pícaro, tiene
un buen oído musical, sabe distinguir cualquier género y le gusta mucho bailar,
ahora lo hace desde su chinchorro o en su silla de extensión; siempre pidiendo
la bendición a todo aquel que llegue de visita, como nos comentó su cuñado Lucindo,
que es otra cosa que lo ha caracterizado.
Su comida favorita son los
granos de todo tipo o “piras” como decimos los falconianos”, en especial las
caraotas negras y rojas, las lentejas y quinchonchos, también le encantan los
helados, cepillados, un pan dulce, las galleta de huevo, las tortas, las gaseosas,
entre tantas cosas más, porque es de muy buen comer, hasta cuando está enfermo
no necesita ayuda para comérselas. Lo único que no le gustan son las cremas de
verduras, cuando se las hacen de papa, auyama y apios, esas si hay que dárselas
en la boca como un niño chiquito porque se hace el muy remolón. Desde niño le
gustó jugar metras, lanzar pelotas de gomas contra la pared, lanzar piedritas
al aire, también le gustaba pellizcar a todo el mundo esta vieja mala costumbre
la ha dejado, su cuñada Noris recuerda como le gustaba también jugar barajitas
con su padrino Yeyo Palencia, esas barajitas se las hacían del cartón de los envases
de leche, galletas, jabón o cualquier otro envase desechado, del tamaño de una
baraja de verdad y él se ponía a jugar o hacía tal y como veía a los demás
hacerlo. Tanto Asmiria como Noris recordaron como su padrino Yeyo todas las
navidades le daba dinero de aguinaldos y eso lo contentaba mucho. Asmiria recuerda lo feliz que era cuando en
Semana Santa, especialmente el Jueves Santo,
su papá llevaba a toda la familia a la Playa de Belén en lo que ahora es
el Municipio La Rita, y que antes pertenecía al Municipio Cabimas. Y lo mismo en
el día de San Antonio, el 13 de Junio que iban a las Ferias del Consejo por su
Santo Patrono. Toda la familia con Martín pasaban esos dos días muy felices y
contentos. Todos los que me han brindado recuerdos sobre él han hecho mención
lo feliz y lo emocionado que estuvo el día de su cumpleaños número 59. Un ameno
y emotivo almuerzo familiar, con celebración posterior donde hasta unos mariachis
vinieron a cantarle, donde Martín, bailó y compartió con sus hermanos, cuñados,
sobrinos y resobrinos. Cabe destacar,
que todos los años siempre, aunque sea un torta y un emotivo compartir le hacen
su hermana Asmiria y familia por su cumple. Y sin importar donde estén algunos
de ellos, en otros estados o fuera del país están pendientes de estar vía
telefónica o por internet con él y la familia reunida en el bohío o enramada,
para que se tomen muchas fotografías que se las puedan compartir y así verlos .
Una característica del
personaje principal de este vecindario, protagonista de esta historia, es su
alegría, esa manera de ser con todos por igual, amoroso con los niños, tanto
sus sobrinos como esa nueva generación de resobrinos pueden dar testimonio de
esto, Noris cuenta como era con Yoiber cuando nació, muy cariñoso pero también
lo mofaba con su llanto, como siempre lo escuchaba llorar lo hacía muy
parecido, Martín siempre los trata con total dulzura a pesar de su tosca manera
de obrar, de agradar, muy propios de él. Algo que todos aquellos que han
convivido con el coinciden en recordar de cómo fue Martín con su madre, sobre
todo algo que nos demuestra como era su amor y atención hacia ella, de cómo
estaba pendiente de ella, cuentan que Martín a pesar de sus limitaciones, todos
los días a las 4pm, como un reloj suizo, le colocaba una bata de casa limpia
con su ropa interior en el hombro a su mamá que el mismo buscaba en su armario
o escaparate y le llevaba un balde de agua al baño para que su madre se diera
su baño vespertino, y cuando ella se tardaba en hacerlo, le hablaba en su
lenguaje increpándola para que lo hiciera.
Ahora ha volcado eso en su
hermana Asmiria, esa figura relevo que él ve de su madre, con el mismo respeto
y amor, así me contó su cuñada Janeth, de cómo se ha sentido cada vez que ella ha tenido que viajar y cuando lo llama para saber de él, para que
sepa que ella está pendiente, él se emociona y llora con solo escuchar su voz. Y
en Wendy quien lo apoya en todo, desde hace 8 años, le hace caso a pesar de que
a veces se pone muy gracioso y tiene que hablarle muy serio, realmente es como
dice Luis “un adulto viviendo como un niño”. Ese legado de los padres lo han
asumido sus hermanos Asmiria y Luis, haciendo posible que nada le falte para
vivir sano y feliz. Esos sentimientos de amor y comprensión por parte de toda
la familia es lo que hace que Martín haya roto todos los pronósticos y expectativa
de vida, cuando a su madre sus médicos al nacer le dijeron que se prepararan
porque no iba a durar mucho, que quizás solo llegaría a la etapa de su
desarrollo y miren lo que hacen las dulces y muy comprensivas atenciones, con
una dosis de carácter y de realismo, porque Martín es inteligente y puede entender
todo lo que le han de decir y cuestionar.
Conozcamos un poco más a
Martín a través de sus anécdotas más recordadas, como cuando apoyaba en las
labores de la casa a su mamá, moliendo el maíz para que ella hiciera las arepas
del desayuno, el almuerzo y la cena, él lo hacía todos los días y no permitía
que nadie más lo hiciera, se molestaba si lo intentaban. También cuando ese Martín
juguetón una vez metió el gato en su chinchorro
y lo balanceó como lo hacían con él, suave al principio pero después fue tanto
que el pobre gato maullaba y logro zafarse del chinchorro, después ni se le
acercaba; Y de la misma forma lo hizo con su cuñada Noris cuando ella tenía 8
meses de gestación de su hijo Yoiber, a tal grado que pensó que del tiro iba a
parir, gracias a Dios la señora Senovia vino en su auxilio y hasta tuvo que
castigarlo porque no cesaba en mecerla, porque para él cómo todo niño algunas
cosas le parecen un simple juego, gracias
a Dios no pasó de un mero susto. Aún hoy el continúa sus “mofas” cuando recuerda:
a sus padrinos Desiderio “Yeyo” Palencia, Chico y Cheo Ortiz, a las mudas que
iban a sobarle las piernas, a su hermano de crianza Damir, a su sobrino Yoiber o
a cualquier persona que los visitara y dejara esa impresiones en él, las mofas van desde la forma como hablaban,
de cómo eran, de su forma de cruzar las
piernas; o de cómo se peinaban echándose el cabello para un lado; de como
lloraban siendo bebé; ahí donde lo ven a Martín quietecito es “malo o echador
de bromas” en el buen sentido de la palabra: es su forma de recordarlos y
apreciarlos. Cuenta su cuñado Lucindo que cuando el comenzó a frecuentar a la
familia de novio con Asmiria, Martín en un momento que se fue la electricidad
le echó un gel en el cabello y después estaba todo preocupado limpiándoselo,
ese seguro que fue su ritual de recibimiento y aprobación. Nunca ha maltratado
a nadie, por el contrario trata de ayudar dentro de sus propias limitaciones a
los demás.
Cuando les pregunte si hubo
personas que lo menospreciaran o hiciesen bullying, me dijeron que muy pocos en
el vecindario lo han hecho, y de hacerlo se enfrentaron a su papá y hermanos
que siempre estaban ahí para defenderlo, porque él tampoco fue de estar por
fuera de su casa, pero sabemos que siempre hay niños y jóvenes que desde el
otro lado de la cerca pueden sin querer o queriendo lastimar, herir sentimientos
de personas como Martín que aun con sus limitaciones entienden y sienten.
Familias como la
protagonista de este relato, la Familia Trasmonte Peña, son ejemplo de
humildad, comprensión, amor incondicional, unión, empatía y acompasamiento de
personas como Martín, su hermosa y larga vida ha sido gracias a ellos, Dios
permita que sigan disfrutándolo muchos años más, compartiendo con él, sobre
todo en esta etapa donde el adulto mayor se hace niño otra vez, solo que Martín
siempre lo ha sido… un niño-adulto querido, alegre y feliz. A ellos mi
agradecimiento por permitirme escribir su historia que considero puede servir a
las familias de hoy día con personas en iguales o peores condiciones que
Martín; para sensibilizarlas, para que vean que cada una, de una forma u otra
puede tener hermosas vivencias y experiencias de vida cuando se unen y apoyan
todos los miembros de la familia, en pro del bien común de su hijo, hermano,
nieto, tío, primo, abuelo, y padres que lleguen a estar en condiciones de
cualquier discapacidad, deficiencia o enfermedad. He visto de cerca casos donde
los mantenían encerrados en sus cuartos de por vida, a una muchacha vi como la tuvieron amarrada a una mata de níspero por
años, por la prensa vi a otro joven que una vez que su madre cuidadora murió lo
mantenían en el patio en una jaula para pollos, hasta que fueron denunciados
por los vecinos, también supe de un bebe recién nacido que sus padres un día lo
dejaron con su abuela y más nunca supieron de ellos, porque no soportaron tener
un bebe enfermo. Y recientemente supe de otro niño que lo dejaron con su abuela
y esta al no poder tuvo pensamientos de meterlo en el camión del aseo urbano y
una señora se lo pidió, adoptó y cuidó hoy es todo un hombre. Gracias a Dios
Martín nunca ha sido tratado así.
Que gran placer ha sido para
mí escribir sobre ustedes mi querida familia Trasmonte Peña y muy especialmente
de ti Martín Trasmonte Peña, gracias por
ser PERSONAJES DE MI VECINDARIO.
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Martín rodeado de una pequeña parte de su familia, entre ellos, su hermana Asmiria con su esposo Lucindo, su hermano Luis con su esposa Janeth, sobrinos y una linda representante de esa última generación de resobrinos que lleva la Familia Trsamonte Peña |
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Martín con su hermana Asmiria y su cuñada Noris en uno de sus cumpleaños en Familia. |
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artín junto a sus hermanos Asmiria y Luis, su cuñada Janeth y Wendy en uno de sus cumpleaños. quienes hacen que su vida sea muy feliz y llena de cuidados y atenciones. |