SEÑORA LUISA LOURDES
CARTA DE AGRADECIMIENTO.
Por Carmen Martínez
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Señora Luisa Lourdes Toledo de Reyes |
Sé que no le gustaba esto señora “Laurdes” como tuve el placer de llamarla algunas veces cuando compartimos momentos alegres.. si señora Lourdes o Luisa ya no sabía cómo hacerlo en esos 26 días que estuvimos juntas en casa de María, nosotras tres, perdón también debo incluir a Reina la vecina y amiga coterránea que la visitaba todas las noches, la señora Ruti y a la tía Cila que iba los sábados, porque a usted la llaman indistintamente así por sus 2 nombres. Y a mí tampoco me gustan las despedidas, estamos a mano.
Recuerdo cuando estaba haciendo el relato-cuento para mi sobrina Alexa y usted veía como de alguna forma me afectaba e intuía que podía afectar a todos los que la conocieron, y sé que esto no le gustaba, por eso le pido ante todo me perdone usted y toda su familia si hoy escribo algunas líneas de usted, no mucho para que no se me ponga brava, no mucho para no afectar de alguna forma a su familia.
Cuantos años conociéndola, cuatro décadas, cuando mi hermana Zully y María comenzaron a estudiar en el liceo y pensar que durante ese tiempo no la conocí tan bien como en esos 26 días.
Ni pensaba yo ni usted que tendríamos esa oportunidad, lo digo porque a menos que estuviera trabajando fuera de mi estado, era difícil, por no decir imposible, que saliera de mi casa un 2 de ENERO, no puedo pensar aún hoy, que ese día se despedía de esta tierra que le dio posada a usted y a su familia, luego que se vinieron de su tierra natal.
La travesía desde Cabimas hasta Guarenas fue gratificante, a pesar de que por estar María y yo hablando perdimos la salida hacia Nirgua y fuimos a dar a la salida del Palito y calarnos una madre cola de 3 horas.
Que no hablamos en ese viaje, ni decir las anécdotas y es justamente a través de todas esas anécdotas que compartimos en esos 26 días, como en este relato, le retribuyo mi cariño y agradecimiento señora Luisa por compartir su amor, compañía y sabios consejos y hasta suaves regaños.
Creo que la primera de las anécdotas se la lleva el dichoso jugo de durazno que nos sobró del almuerzo y se derramó en el carro luego que salimos de los Pinos, ni decir el cruce de miradas que nos hicimos cuando se lo tuvimos que decir a María. De aquí salió el pan de queso que también tuvo su protagonismo cuando nos quedamos trancadas en la cola del Palito, cuando ya teníamos como 2 horas y vimos que no había indicio de que esa cola se terminara, recuerdo cuando nos pasó un pedazo inmenso de pan a cada una y nos dijo, no se sabe a qué hora vamos a llegar así que comamos, y alguien de los que estaba igual que nosotros esperando que la cola se disolviera nos vio comiendo pan y nos dijo…¡Buen Provecho¡ mirando mucho el pan y no había más, no saben cómo agradecemos que lo hiciera, porque llegamos como a las 9 de la noche a Guarenas todas cansadas.
María quiso llevar a su mamá a conocer Tintorero y ella quería a su vez pasar por Palo Negro a ver unos sobrinos, lo primero lo pudimos hacer y fue una parada muy bonita, recorrimos casi todo el lugar lleno de locales donde se vende la artesanía típica del estado Lara, ni la señora Luisa ni yo lo conocíamos. La otra visita no se pudo hacer porque pasamos muy tarde por allí e implicaría que llegáramos más tarde a Guarenas
Al otro día fuimos a la Galería del Teresa Carreño y Fundación Red de Arte, inscribiéndome para exposiciones y dejé algunas de mis pequeñas obras, ni decir, que la anécdota aquí fue que nos atendieran, ya no iban a recibir obras a consignación y mucho menos hacer todo el debido ingreso al sistema, y viendo Carolina, una de las encargadas de la Galería, que habíamos llegado tarde en la noche de Cabimas y veníamos de Guarenas que se condolió de nosotras y nos atendió tan bien… le dimos gracias a Dios por ello porque si no teníamos que volver al otro día…
Justo en ese momento cuando salíamos del Teresa Carreño fue cuando me dieron esa terrible noticia, que mi linda sobrinita Alexa estaba muy enfermita… recuerdo como la señora Luisa me decía que me quedara tranquila porque a pesar de estar lejos me preocupaba por ellas, me imaginaba como estarían sus padres Jingle, Jorge y todos en la familia, que pidiera mucho a Dios y que se diera siempre lo mejor para la niña y todos en la familia. Una semana después mi dulce princesa se despedía de nosotros.
Recuerdo que María quiso comprar algunas provisiones, fuimos al centro comercial y como era un 3ENERO todavía estaba todo decorado de navidad, nos tomamos como 4 fotografías, a pesar de que hubo muchas otras oportunidades para tomarnos fotografías y donde hasta más arregladas que ese día estábamos no lo hicimos a pesar de llevar la cámara conmigo siempre, quien diría que iban a ser las últimas fotografías que tenemos de usted señora Luisa.
Callada y discreta como usted siempre fue, a su manera siempre me dio apoyo en esos momentos, porque no pude venir a estar en la despedida de Alexa… me quedaba el consuelo de lo que mi madre siempre decía, a los niños que van al cielo se les debe recordar con cariño y enterrarlos lo más pronto porque son angelitos y esa costumbre que tenemos de hacer el “novenario” con la culminación en la “última noche” menos, así fue que decidí que me quedaba otros días más con ellas.
Como una simple rutina del ir y venir de Guarenas a Caracas por chequeos médicos, se convirtieron en momentos para sumar vivencias, conociendo a muchas personas en ese mundo donde, doctores, enfermeras, radiólogos, bionalistas, auxiliares, vigilantes, secretarias y secretarios, pacientes y acompañantes, tanto en clínicas como en hospitales.
Aquí la señora Luisa tuvo su tercera casa y no por estar chequeándose porque estaba enferma sino porque conoció a muchas personas que al igual que ella eran del estado Sucre, su tierra natal. La alegría que le daba el saber que eran de allá y como conversaban y salían conociendo a sus familias, que increíble… yo sé lo que es eso, lo bien que se siente conseguir coterráneos cuando uno está fuera de su casa o de su terruño. El doctor que la veía, el secretario del consultorio fueron algunos de ellos. Así fue como aprendí mientras le explicaba a una coterránea como se hacía un chiguire salao, paso a paso se lo fue explicando y cuando le dijo con que lo acompañaba, le dijo con arroz blanco y me guardas mi parte… cosa que causó risa entre los que estábamos escuchando atentamente… En ese entonces me contó la anécdota del chiguire que le regalaron a Argenis y a Angelina, pero eso es harina de otro costal.
Algo que siempre me gustaba ver era como la señora Luisa se arreglaba para ir a cualquier lado, si estaba enferma ni se podían dar cuenta, de lo hermosa que se ponía, un día ya estaba lista yo esperando para irnos a Caracas y cuando vi salir a la señora Luisa le dije, espéreme que yo me voy a cambiar, nada que ver, van a decir que yo soy la cachifa, era broma, pero de que me cambié me cambié… Yo le decía que mi padre que en gloria esté siempre decía que la mamá de María era una mujer muy elegante, con mucha gracia y garbo…. Y les digo que así fue hasta el final…. Genio y figura…..
Pero definitivamente, los momentos más bonitos los disfrutamos en casa de María, cocinando, lavando, limpiando la casa, viendo la televisión, caminando a la laguna, a comprar pan o cualquier cosa que se nos antojara, en las noches con Reina, el día que fue a visitarme mi amiga Aimaris y su esposo Frolilan y terminó conociendo a su papá y a sus tíos … los sábados de hervidos con la tía Cila, por eso siempre les digo a todos los hijos, cuando sus padres se enfermen, acompáñenlos, compartan con ellos, nadie sabe lo que pasará, es increíble la cantidad de cosas que se les vienen a la mente, recuerdos de cuando eran niños, jóvenes, de cuando se enamoraron, de cómo eran sus padres, sus hermanos, sus abuelos, tíos, primos, y ni decir de la cantidad de conocidos, y vecinos como la señora que la llamaba “Laurdes”, cuando te hablan de sus hijos, se los digo porque compartí todo esto con mi padre y mi madre antes de partir. Y pensar que en esos 26 días, también los estaba compartiendo con ella y con María.
No todo era alegría como dice uno, había momentos cuando ella no estaba muy a gusto, eran los momentos cuando nos sentábamos a comer, tanto ella como yo compartíamos un mal hábito, no desayunamos o lo hacemos muy tarde, y allí estaba una de esas anécdotas, nos bautizó a María y a mí como Pedro Estrada y Manuel Fulvio. Cuando María no estaba, allí estaba yo para que comiera y entonces decía no está Pedro Estrada pero se quedó Munuel Fulvio, cuando no le provocaba comer.
Como disfrutaba cuando la señora Luisa me contaba tantas historias y anécdotas de sus tiempos de niña y adolescente, en ellas veía el amor que sentía por su padre, la confianza que siempre puso con ella, creo que esa personalidad y fortaleza se la debe a él y a las mujeres que influyeron en su vida, muchas de estas historias tenían que ver con caballos, le gustaba cabalgar pero más que todo ayudar a su padre.
Cuando se fue a trabajar, cuando conoció a su esposo el señor Ramón Reyes, se enamoró de él nada más conocerlo, siempre hablaba del señor más conocido de Caripito el señor Bizarro… ella siempre recalcaba que quien decía que conocía Caripito y no conocía a este señor entonces no era así, porque el señor Eungenio "Geño" Bizarro era muy conocido. De cómo suturó a una persona herida, de cuando le cayó un enjambre de puri-puri…
Había una anécdota que era ya una costumbre a la hora de cocinar…. Cuando ella o yo íbamos a hacer la comida preguntábamos: ¿Que te gustaría comer? o ¿cómo quieres que lo prepare?.. la respuesta era siempre la misma… hazlo como quieras, como te de la gana, frito, salcochado, asado, guisado, como quieras… pero que como no le guste a Juan… contaba la señora Luisa que este era un señor dueño de una hacienda que contrató a una señora para que les cocinara a el y a toda la peonada. Un día trajo un pollo y le dijo agréguele unas papas, cebolla, tomate y guíselo, y la señora le dijo, que así le gustaba a Juan, cuando éste le preguntó quién era Juan, le dijo que era su esposo. Otro día le trajo un pedazo de carne y le dijo póngalo en la brasa aliñado y lo sirve con ocumo chino cocido, y ella le dijo que así le gustaba a Juan… así hizo varios días hasta que la señora ya sabía cómo comían en la hacienda y así también llegó el día cuando la señora le preguntó que quería comer hoy, que quería que les preparara de comida, y el señor le respondió, haga lo quiera, como quiera, pero que por favor lo hiciera como no le guste a Juan….
Otra también se daba cada vez que comíamos, bendecíamos rápidamente los alimentos y al final a coro las 3 decíamos “Que Dios permita que todos los padres de los niños huérfanos tengan algo que darles de comer”, creo que todos sus hijos se acordaran de ella con esta anécdota de Isamar cuando estaba pequeña… Y de Daniel diciendo que le gustaba “solo el pescado que tenía la Cabeza con ojos y su cola”.
Me enseñó a hacer la sopa al estilo oriental, yo que medio la sé hacer al estilo falconiano, a comer yuca asada, y el casabe no podía faltar junto con el aguacate cuando ella hacía esos suculentos hervidos, que disfrutábamos más cuando iba su hermana menor Cila ¡que delicia¡, que corto se hacía ese día porque María se iba a trabajar y se iba con la tía.. y ni decir de la sopa de huequito (crema de calabacín), quisieron ella y María que comiera la bola de plátano, pero realmente aunque hicieron todo lo posible no se pudo dar. Y algo que nos hacía reír era recordar el “mondongo de paja” que preparaba Reina que es vegetariana…. Recuerdo el día que nos hizo unas creps de maíz que yo las bauticé “cachacreps” porque no eran cachapas ni eran creps y así quedaron en nuestros recuerdos. Reina hizo unas arepitas de anís y María una torta de pan con malta, amén de las comidas gourmet que nos preparaba.
Cuando me contactaron para la entrevista de un documental que se realizaría sobre Mitos y leyendas del Estado Falcón, ella se puso muy contenta con esa oportunidad para mí, me aconsejó mucho, por lo folclórica que a veces soy al hablar. Como ella había enseñado ortografía y caligrafía por 16 años era alguien ideal para ayudarme con eso… me dio muchos consejos, pero sobre todo quería que la llamara y le contara como había salido la grabación de la entrevista… hoy le digo señora Luisa que traté en lo posible de hacer lo que me dijo, los que me entrevistaron y grabaron dijeron que todo había salido muy bien… pero eso lo sabe usted a pesar de no haberme visto, sé que es así.
Con el clima un poco frío por lo lluvioso de noche y madrugada me daba mi alergia al cambio de temperatura, aquí la anécdota con el regaño mayor, me decía que no me bañara tarde y más cuando a veces me lavaba el cabello, así también era mi madre, un día me dijo aquí tengo el zapato si toses de noche te lo lanzo, porque me había pintado el cabello Reina tarde en la noche cuando llegó.
Y María celosa conmigo porque yo le quería quitar a su mamá, cuanto les agradezco esos momentos, cuando todas las noches me daba su bendición, me traía recuerdos de mamá.
Durante esos 26 días llamaban a la señora Luisa de todas partes de Venezuela, hijos, hermanos, hermanas, familiares de su esposo, amigos, hubo una anécdota conmigo, el primo Nelson siempre la llamaba y preguntaba por María casi siempre cuando María no estaba, yo lo atendía y le decía que no estaba, el me preguntó quién era yo… decirle que era Carmen Martínez no le decía nada porque no me conocía… adivinen que le dije… la más hermosa de la pradera… para que fue esto… se convirtió en la nota jocosa cada vez que llamaba para saber de la señora Luisa… hasta saludos le dejaba a la más hermosa de la pradera.
Algo que observé y que hoy por hoy se ha perdido, el respeto entre hermanos, a usted la llamaban todos sus hermanos y la escuchaba siempre darles su bendición, lo que significaba que todos ellos le pedían la bendición, me hizo acordar de mi padre que tanto los sobrinos como los primos le pedían la bendición… eran otros tiempos.
No quiero terminar este relato sin agradecerle la gestión que hizo conjuntamente sus hermanos Aníbal y Cila para ayudarme a encontrar a mi querida señora Jo en Punta de Mata. Que alegría nos dieron a las dos cuando me llamaron y me la pasaron al teléfono después de tanto tiempo sin vernos ni saber de cada una de nosotras.
Mañana hacen 2 meses de esos 26 días y es por ello que hoy me atreví a escribirle esta pequeña nota… tuvimos muchas más vivencias, pero estas fueron las que más recuerdo.
Dios la bendiga señora Lourdes o Luisa, se dio cuenta que así lo hice indistintamente en el relato como siempre hacía con usted… Sé que está disfrutando de la gloria y ese remanso de paz… le pido que desde allá proteja a toda su familia y permita que siempre se mantengan unidos y a todos los que la conocimos también.. Gracias por todo… y como escuché en estos días en una canción “No se han ido del todo”…. En cada una de esas anécdotas siempre estará y con ella la recordaremos.
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