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Cabimas, Zulia, Venezuela
Biografía

Biografía

Carmen Martínez

Nacida en la ciudad de Cabimas del estado Zulia el 02 de Mayo de 1960, profesional egresada de la ilustre Universidad del Zulia (1.985), LUZ, como Ingeniero Civil, además realizó una maestría en Gerencia Financiera en la Universidad Experimental Rafael María Baralt (2.001). (UNERMB)

Entre sus facetas más resaltantes se encuentran sus vivencias como Ingeniero de campo en una buena parte del territorio nacional y como docente impartiendo sus conocimientos en la Cátedra de Calculo I y II de LUZ, Facultad de Ingeniería núcleo Cabimas – Zulia; así como en las Cátedras de Gerencia Financiera Estratégica y Evaluación Económica y Financiera en sede de Postgrado en la UNERMB en Cabimas

Otro de los aspectos más resaltantes es cuando fue invitada y certificada por la Universidad Nacional Abierta. (UNA), Unidad de Apoyo Capatárida y la Fundación Universidad de Buchivacoa. (Estado -Falcón), en el marco del XV Aniversario de la UNA (2.006), como Ponente y Escritora.

Como escritora, ha realizado un sin número de escritos, algunos publicados en su blog MUJERES SIN ROSTRO, otros no publicados ni editados desde 1.999, entre ellos, en forma de: Cuento El Cardoncito y el pequeño Balancín, relatos, anécdotas y libro (EP).Hermosas Vivencias de una Educación Pública en Decadencia”

En la adolescencia, el ya fallecido pintor y profesor Víctor Vega, le sugiere estudiar pintura. Treinta años después con su inquietud por la pintura en forma autodidacta da inicio a la creación de sus obras “Mujeres sin Rostro”, inspiradas por dos mujeres de color ébano, vecinas de su casa familiar, cuyas siluetas y elegancia; tuvieron hasta sus últimos días; y en la postura ingenua de los brazos que sus sobrinas adoptaban al fotografiarse cuando niñas.

Con 7 Series de sus “Mujeres sin Rostro”, realizadas en diferentes formatos y materiales; muy particularmente aquellas realizadas sobre material reciclado para contribuir así con el medio ambiente que tanto necesita de todos, se siente satisfecha de que sus obras estén en diferentes estados de Venezuela y hayan traspasado las fronteras hacia Colombia, Chile, Brasil,Perú y Estados Unidos.

Publica en su blog MUJERES SIN ROSTRO, todo lo concerniente a sus 7 Series y Escritos hasta ahora realizados y los comparte con Facebook. Pueden accesar el blog a través de Google y de carmencitalanegritalinda.blogspot.com.

En 2010, fue invitada por el presentador y conductor Richard Ger, en su programa VISIÓN PUBLICITARIA, en el canal regional 4, CIUDAD TV, en Ciudad Ojeda, Costa Oriental del Lago/Zulia, para su programa de una hora que se desarrolla en la cocina, entre la preparación de un plato, la entrevista giró entorno a la faceta de pintora, mostrando algunos de sus trabajos.

Junto a otros 22 pintores y Artesanos de la Costa Oriental en Noviembre 2011, expone en la Colectiva aperturada por la Sala de Arte del Instituto Universitario de Tecnología de Cabimas IUTC, su obra “Virgen del Rosario”, un portalápiz y 5 monedas con la vida, pasión y resurrección de Jesucristo, todo realizado en material reciclado.

En 2012, gracias a sus relatos "Cocos, muertos, fantasmas y ceretones", fue invitada a grabar una entrevista para un documental sobre Mitos y Leyendas del Estado Falcón, realizada por Miguel de Donato y Emiro Nuñez..... incluida en una serie de 12 documentales que tienen que realizar en varias ciudades y pueblos de Venezuela, auspiciados por Conatel

En el mes del Artista Plástico 2012, Johana Esteira, extiende una invitación para su programa radial, Cultura en Revolución, por Baralt 92.1 FM.

En 2014, las Fundaciones Museo de la Palabra y César Egido Serrano que llevan la loable misión de propiciar la paz, la convivencia entre culturas, religiones e ideologías diferentes, teniendo a La Palabra como vínculo de la humanidad, tuvieron a bien nombrarla una de sus Embajadores de la Palabra. Muy agradecida de ese nombramiento refleja en la serie de relatos titulados UN CAMINO A LA PAZ, esa labor que todos deben apoyar desde su metro cuadrado de acción y su gran radio de alcance, para lograr un mundo mejor, el que todos merecen.







domingo, 1 de septiembre de 2013

PERSONAJES DE MI VECINDARIO IX. LAS SEÑORAS INÉS, ANGELA Y ANA

Cabimas las adoptó cuando cada una de ellas eligió vivir allí.

Por Carmen Martínez

He estado recordándolas mucho y hablando con Lucas Nava un viejo vecino, hijo de la Señora Ana y nieto de la Señora Ángela me dijo son muchos años Carmen y realmente lo son, ya hace más de 30 años que las dos primeras se despidieron de esta vida, pero en el recuerdo de muchos vecinos de este vecindario ellas estarán, porque fueron pioneras, de esos primeros habitantes de la calle El Manguito de la Rosa Vieja. Con este relato solo quiero hacerles un homenaje por ser unas mujeres que sin importar si estaban solas o acompañadas salieron adelante con su trabajo y esfuerzo, tenían el temple para hacerlo, no recuerdo que edad tenía cuando vi por primera vez a las dos primeras pero de seguro que fue desde que tuve conciencia y uso de razón, desde allí están en mis recuerdos, por lo menos tendría escasamente 3 añitos cuando llegué al vecindario ya que papá siempre nos dijo que la casa la compró y nos mudamos cuando nació mi hermano Jorge que en paz descansa y él era el 4to de mis hermanos… no tengo a mis padres para que me confirmen esto, por lógica debe ser así… pero me enfrenté a otro inconveniente, la mayor parte de los vecinos que las conocieron ya no están entre nosotros.
A la Señora Ana la veíamos más cuando ella venía con su gran familia porque eran muchos hijos a visitar a su mamá la señora Ángela, ella con su esposo Ramón Nava con su sombrerito característico la visitaban siempre, porque ellos vivían en el centro de la ciudad, reconozco que ella constantemente estuvo pendiente de su madre, fue una buena hija y más cuando cayó en cama, allí fue cuando la señora Ana se instaló en el vecindario, estuvo con su madre hasta el final y después ella se quedó a vivir en su casa… ya sus hijos estaban hombres y mujeres la mayoría habían formado sus propias familias.
Así que hablar de estas tres mujeres desde mis vivencias es fácil, conviví con ellas una buena parte de sus vidas, cada quien en su casa como nos enseñaba mamá, muchachos en casa ajena no deben estar por mucho tiempo… pero ellas fueron unas muy buenas y queridas vecinas para todos nosotros, ellas llegaron a querernos muchos… son esos buenos vecinos los que debemos cultivar y ser, esos vecinos que llegan a ser son como la familia más cercana con la que podemos contar en los momentos más apremiantes. Si nosotros lo somos con los demás ellos recíprocamente lo harán también… no seamos como esos vecinos que dicen que no necesitan de nadie y por tanto poco tratan… pero esto ya se escapa de mi relato, porque nuestros vecinos de una forma u otra fueron maravillosos a su manera.
Como siempre quise buscar a otras personas para que me ayudaran aportando sus recuerdos, sentimientos hacia estas protagonistas de mi relato, lamentablemente y como les dije muchos de ellos ya no están, pero Dios da para todo y encontré a 5 vecina(o)s algunos hija(o)s de esos pioneros que con mucho gusto compartieron conmigo un poco de lo que recordaban de LAS SEÑORAS INÉS, ÁNGELA Y ANA, ellos son: las señoras Iris de Márquez, Ángela García, Julia Nava y los señores Lucas Nava y Jaime Reyes.
LA SEÑORA INÉS, oriunda de Trinidad y Tobago, me imagino que se vino mucho tiempo después del boom petrolero, muchos isleños como ella se asentaron en la zona de la Rosa Vieja y ella fue una digna representante de ellos en mi vecindario, la recuerdo era una mujer de altura normal, muy delgada y no podría decir de qué largo tenía su cabello porque siempre usaba un pañuelo en su cabeza, usaba vestidos, batas de casa, blusas sin mangas y faldas y sobre ellas un delantal… cualquiera que logró conocerla y verla en su casa diría que era una mujer muy sencilla para vestir, sus ropas eran más bien muy gastadas… muy poco salía a menos que fuera para comprar víveres y los materiales para las cosas que hacía y vendía… ahora que estoy haciendo este relato las vecinas Iris de Márquez y Ángela García me recordaron algo y es que a ella le gustaba jugar dominó, tal era su pasión que todas las tardes se iba a casa de la señora Manuela a echar sus partiditas, ellas dos eran parejas de juego… pero cuando salía para una fiesta o a visitar a su hermana allí sí que se notaba lo elegante que era…como cambiaba… dejaba de ser una ama casa para ser una mujer imponente. La señora Inés fue una de las primeras musas de mis MUJERES SIN ROSTRO y siempre lo será.
La señora Iris de Márquez, cuando le pregunté sobre la señora Inés solo me dijo que era una vecina muy correcta y seria, muy poco estaba en casas ajenas, visitaba muy pocas casas, la mía era una de ellas,  su trato era afable cuando se encontraban o veían, dice que solo la veía molesta cuando los muchachos se portaban mal con ella y para ello hay alguien que puede corroborar esta parte, nuestro vecino Jaime Reyes, uno de esos niños o jovencitos de aquellos tiempos y como su nombre bien puesto lo tiene, haciéndole honor, siempre fue terrible, no un mal muchacho, un travieso muchacho que es muy diferente…él me contó que la señora Inés lo llamaba Jimmy… pero cuando estaba un poco molesta le decía con su acento isleño “Oh Jaime pórtate bien”… “no hacerme maldades”…”soy una mujer sola”…”no tirar piedras a mi casa”…. “ven para que veas como vivo”…Y lo llevaba para su casa y le daba algo que había preparado…él la recuerda con cariño, eran tiempos de niños y jovencitos y sobre todo cuando le pregunté por ella me dijo si la recuerdo a la señora Inés a la “madama” como cariñosamente muchos la conocían.
Quien sí tuvo bastante que contarme fue nuestra vecina Ángela García, ella me dijo que la quiso y apreció mucho, su familia compartió con una señora Inés diferente, muy jocosa y alegre, yo también le conocí esa faceta, era parte de esa característica de los isleños que mezclaban sus palabras con el español, y la forma como las decía mucho más. Ella me dijo que la señora Inés al caer la tarde se dejaba venir a jugar dominó, tenían un grupo bien conformado con el Sr. Goyo Bracho, el Sr. Mario Bracho, Antonio Márquez y los más jóvenes Víctor Piña y Segundo Verde, la señora Manuela y ella que siempre jugaban en pareja, era su compinche de juego, creo que de ellos solo queda vivo el señor Mario,  me dijo la señora Ángela García que ellas se hacían más señas que nada, con los pies, con las manos, con la cara… cuenta que cuando la señora Inés tenía una mano de dominó llena de muchas cenas, ella decía “Oh Manuela yo estar de luto” ya eso le daba la pista para que le jugara por allí… y a los contrincantes para decirles que estaban de tramposillas hablando mucho… me imagino como sería esto.
Donde sí todos los vecinos coincidimos es en lo rico que ella cocinaba tanto comidas como dulces, Lucas Nava recuerda los panes dulces con pasitas negras, Ángela y yo tuvimos el placer de degustar cualquiera de sus comidas, usaba mucho el mango verde en vez de papa, las preparaciones de sus carnes negras muy características de ellos, pero lo aún más rico eran sus tortas negras, que ella hacía para vender y más cuando se las solicitaban para navidad, fiestas de quince años y matrimonios, recuerdo cuando les hizo las tortas de quince años de Dixon y Florita, contemporáneos conmigo. También preparaba un licor de poncigués, ella tenía una mata que siempre estaba cargada en su casa, pero Ángela me dijo que en su casa también tenían matas de estas y la señora Inés a veces buscaba y se llevaba algunos me imagino que para prepararlos. En navidades cuando iba a su casa ella sacaba su botella y brindábamos las dos, sentadas en sus viejos muebles hasta polvorosos, porque su vida transcurría en su cocina que era la más ventilada y fresca… yo nunca entré a su cuarto, solo hasta su salita de estar y desde su cocina, ya que ella muy poco abría su puerta del frente.
Algo que recordamos la señora Ángela García y yo, es que a la señora Inés le gustaba ir mucho a las fiestas de la Logia La Perla, y ella la acompañó algunas veces, recuerda esa primera vez que la invitó, le dijo… Ángela a usted le gusta salir a fiestas, le gusta bailar y divertirse y ella le dijo que sí y siempre que podía iba con ella cuando las hacían… ese recuerdo hizo que fuera una de mis musas de mis MUJERES SIN ROSTROS, unas ébanas que pinto desde el año 1998, cuando yo la veía salir de su casa toda deslumbrante con hermosos trajes sastres entallados, que le hacían ver más esbelta, zapatos de tacón y medias, y las joyas de oro en zarcillos, pulseras, cadenas y hasta sombreritos de tocados en su cabeza… cuando la veía caminar por la carretera frente a mi casa no podía creer que era ella… que cambio.
Desde mis recuerdos, solo puedo decirles que yo la aprecié mucho por su buen trato, porque a mis padres y a todos nosotros nos mostró siempre su cariño y bondad, muchas veces nos llevaba cosas ricas que preparaba al mediodía, era una mujer de caminar lento, su acento característico aun lo tengo en mi memoria, le gustaba enseñar, por lo menos eso hizo conmigo, cuando yo iba a su casa siempre me daba consejos en especial para cocinar… aprendí con ella a hacer una torta con 2 huevos, algo que nunca olvido es su recomendación que sigo aún hoy al pie de la letra, a usted no le hace falta una receta, aprenda viendo a otros, trate de ver cuáles son los ingredientes que usan, si no estás presente solo comiéndolo y viendo su presentación puedes distinguirlos. Nunca moleste a los vecinos cuando algo le falta, trate de ingeniárselas con lo que tiene en su casa, en su nevera, en su alacena… si le hace falta papas y tienen una mata de magos, agréguele mango verde… si le falta mantequilla para la torta, échele aceite o manteca… luego que termines de batir la torta no le agregue más nada eso le cambia la consistencia, le deja una superficie con muchos huecos. Y así muchos otros consejos.
Una anécdota que mis hermanos y yo recordaremos siempre fue el de nuestro pato Saturnino, un patico que papá nos regaló, amarillito, hermoso, recuerdo que en esos tiempos había un programa de televisión cuyo protagonista era un pato llamado Saturnino y por eso le pusimos ese nombre, cuando ya estaba grande nos contó mamá después de lo sucedido, que la señora Inés le dijo que en la medida que creciera se iba a poner más duro, así que un día llegamos de la escuela y mamá nos sirvió una rica comida nos dijo que era un pollo negro que la señora Inés había preparado, no saben lo rico que estaba… en la tarde cuando fuimos a ver a Saturnino en el patio no lo encontramos… allí supimos que nos habíamos comido a Saturnino. También la recuerdo cuando veía llorar a uno de mis hermanos  y ella le decía a mi mamá… señora María no preocuparse esas son lágrimas de cocodrilo.
Un día ya no vimos más a la señora Inés, me contó Ángela García que ella una tarde fue a su casa y les dijo que contactaran a su hermana que vivía en Ojeda y así lo hicieron, ella se sentía enferma… su hermana la vino a buscar y se la llevó a su casa… allá pasó el resto de sus día, cuanto tiempo no podría decirles, pero fueron años… solo sé que al tiempo mi mamá y yo fuimos a visitarla en casa de su hermana y ella nos dijo que la señora Inés ya no reconocía a nadie… que estaba en su cama acostadita… no la vimos… otro tiempo después supimos que había muerto ni siquiera pudimos ir a su velorio y entierro.
LA SEÑORA ANGELA me dijo su nieta Julia Nava, que al igual que su madre ella cree que era oriunda de Curimagua/Falcón, tuvo 3 hijos, 2 hembras y 1 varón, de los cuales yo solo conocí a las señoras Ana y Rosa, le pregunté  a Lucas Nava si el recordaba quien había llegado primero al vecindario la señora Ángela o la señora Inés y el solo me dijo que cuando ellos llegaron a esa casa de la abuela ya la señora Inés estaba. Siempre digo que todos los día aprendemos algo, cuando fui donde la señora Iris de Márquez y le pedí un poco de recuerdos sobre la señora Ángela esta me dijo que ella vivió al frente de ella por un tiempo, que después de allí se mudaron a otra casa antes de la casa donde han vivido hasta ahora, entonces eso quiere decir que nosotros llegamos a esa casa justo después que la señora Iris se mudara de la misma. Cuando ella la conoció tenía unos 20 años ya para ese entonces tenía a su hijo Freddy que estaba muy pequeño y la señora Ángela les cogió mucho cariño, siempre estaba pendiente de ellos y más cuando el señor Márquez salía a trabajar, le llegó a tener tal aprecio que para ella fue como una madre, le dije que lo mismo había sucedido con nosotros, con mi madre fue muy especial, de hecho mi hermano Franklin nació en casa y la señora Ángela fue la partera de mamá, papá había ido al estado Falcón ese fin de semana y cuando le dieron los dolores ya no daba tiempo de llevarla para ningún lado. Recuerdo muy bien que la señora Ángela siempre decía que las mujeres de antes de allá en su tierra muchas veces habían tenido que parir solas, ella así lo hizo, lo hacían de pie, hay que ver el valor de estas mujeres que a pesar del dolor tenían que estar pendientes de que sus hijos no se maltrataran, ellas mismas se cortaban el cordón umbilical. A lo que iba, ella ayudó a mamá en el alumbramiento de mi hermano Franklin y al otro día los llevaron a la clínica para que los revisaran y todo estaba bien, cuando mi padre llegó no hallaba como agradecerle tanto cuidado con mi mamá y el bebé.
La señora Iris de Márquez me contó que la señora Ángela era una persona que no le gustaban los juegos de palabras y de manos y mucho menos la falta de respeto de niños y jóvenes. Cuando vivía en frente de ella, siempre que podía le llevaba su almuerzo, también me dijo que ella veía como su hija Ana estaba muy pendiente de su madre, a pesar de que vivía algo retirado nunca dejó de ayudarla con su manutención. Su nieta Julia Nava me dijo que cuando ella se quedaba en casa de la abuela, ella se levantaba a las 3 am a cocinar y moler maíz para hacer arepas, que eso a ella le gustaba porque ayudaba a su abuela y lo disfrutaban juntas, yo no recuerdo que la señora Ángela vendiera arepas debe ser cuando yo estaba muy pequeña.
Lo que si recuerdo es que ella siempre se sentaba en el frente de su casa, al caer el sol, tenía su silla y allí una la veía tejer y tejer, como la propia arañita, hasta que se iba a acostar… hacía unos paños, manteles, cubrecamas, pañuelos con el borde tejido de hilo de coser… increíble por ahí todavía conservamos algunos paños que ella tejió. Ya al final hizo unos cubrecamas o cobertores que había que tener esa santa paciencia que ella tenía para hacerlos, cortaba cuadritos y unos círculos de diferentes telas, tan pequeños a los cuales les cosía la orilla y después los iba uniendo unos a otros hasta lograr el ancho y el largo deseado… de esos también nos regaló y vendió algunos, se veían hermosos puestos en las camas.
Pero mi mejor recuerdo de ella, fue cuando mostró la características más bonita de un vecino, ese que te puede tender la mano cuando más lo necesitas, cuando comencé en el liceo mi bachillerato papá comenzó a hacer la nueva casa, había construido 2 cuartos independientes de la casa vieja y fue cuando ella les propuso a mis padres que podíamos vivir con ella mientras construíamos la casa, eso me pareció tan bonito, un hermoso gesto, mi padre dijo que bueno pero que solamente nos iríamos las mujeres y los hombres se quedarían en los cuartos de nuestra casa. Con sus altas y bajas creo que fueron más de 6 meses cuando nos pudimos venir a vivir en la casa recién entregada, pintada y todo… pero nunca dejamos de agradecer esa bondad que ella tuvo con nosotros.
Hay una expresión con la que siempre la recuerdo, es que la señora Ángela se escandalizaba con cosas disque modernas para ella… y cuando las veía o escuchaba se ponía la mano en su cabeza de “pasitas canas” como ella misma decía y exclamaba ¡Esto es acabo de mundo!, cuando me reuní con la señora Iris, le dije que en estos tiempos hubiese muerto infartada, por tanta delincuencia desatada, aberraciones, odios y rencores, libertades y/o libertinajes, cambios en la sociedades y en los hombres.
Un día cayó en cama y así se mantuvo por un buen tiempo, siempre la íbamos a visitar, mi madre a cada rato, hasta que Dios la llamó a su lado, recuerdo que en esa época se murieron varios vecinos del vecindario y es que como siempre dicen por allí, cuando se muere uno se lleva a otros más, una de ellas fue nuestra querida vecina la señora Ángela.
SEÑORA ANA, oriunda de Curimagua/Falcón, una mujer recia de la sierra falconiana, casada con el señor Ramón Nava, me dijo su hija Julia Nava que su mamá tuvo 21 partos, 21 hijos… pero vivos solo le quedaron 9, yo los conocí a todos ellos, el cariño fue mutuo, me entristeció cuando murió Orlando y luego Josefina, eso también entristeció enormemente a la señora Ana, así que le quedaron 7 hijos y un montón de nietos, bisnietos… un gran familia que siempre la mantenía unida…mucho tiempo después que la señora Ana se quedó a vivir permanentemente en casa de su mamá, sus hijos hicieron lo que ella hacía con su madre visitarla a cada rato y los fines de semana y navidad estaban todos reunidos. Me dijo Julia que su mamá siempre decía que era mejor hacer las fiestas en su casa que en la calle, así que motivos de celebración no faltaban, cumpleaños, matrimonios, bautizos, mi madre cuando escuchaba la música a todo volumen y las risas decía la señora Ana debe estar contenta, porque tiene a su gente ahí. Yo decía que estarán celebrando y mi madre decía, a ellos no les hace falta motivos para reunirse y festejar. Fue una mujer sencilla, siempre la recuerdo con esa sonrisa tenue en su cara y esa voz baja para hablar y lo que más le gustaba era pasear y comer fuera de casa, en eso sus hijos e hijas la complacían mucho. Pero su voz, sus manos y carácter fueron siempre enérgicos para llevar a sus hijos por el camino del bien, no le gustaban las cosas malas.
La señora Ana toda su vida vendió pastelitos así levantó a su familia, ella misma los hacía y los vendía en su casa o en las bodegas cercanas. Algo que siempre me impresionó de esta familia tan unida, es que en Semana Santa ellos se iban toda la semana para una playa en Santa Rita y ella allá también pasaba los días vendiendo sus pastelitos y en las procesiones de San Benito los días  27 de Diciembre y el 01 de Enero se iba con sus hijas y estaba desde que lo sacaban hasta que lo metían siempre detrás de los Chimbangles bailando y bailando, primero con los Chimbangleros del finado Jesús Vicuña de la Calle Providencia del Centro de Cabimas y luego con los Chimbangleros de Ochoa de Ambrosio… su hija  Mercedes a quien más conocíamos por Josefina o Chepina también dejó unos Chimbangleros, por cierto que le dije a Julia que debían seguir esa tradición que luego de morir Chepina y la señora Ana lo han dejado un poco.
El cariño que ella nos dio fue tal, que la recuerdo desde que era una niñita de 6 años y ella tenía una costumbre cuando me felicitaba por mi cumpleaños, siempre me daba igual cantidad de nalgadas como años cumplía, costumbre que no dejó de hacer y ella tenía una manos grandes yo le decía señora Ana usted es la que se va a cansar, hasta que tuvo memoria hizo eso, ella un día sufrió un ACV y a partir de allí ya no pudo caminar y con el tiempo perdió su memoria, al final no nos conocía, pero nosotros si a ella, ya hace unos 5 años que no está con nosotros pero no creo que haya alguien en la calle que no la hay conocido o comido sus pastelitos. Ella fue la segunda musa de mis MUJERES SIN ROSTRO, como uno la veía con su turbante o pañoleta en la cabeza y su delantal, llena de harina, siempre de vestido o falda metida en la cocina, no podía reconocer lo elegante que se veía cuando se arreglaba para salir o estar en las reuniones que siempre hacían en su casa… que cambio, peinado, trajes ajustados y entallados, tacones no tan altos, no le hacían falta, una mujer que ni los 21 embarazos le cambió el cuerpo, alta para ser mujer de una complexión fuerte no era delgada pero tampoco tenía ningún gramo de grasa superflua, debió ser muy hermosa de joven, una linda morena de la sierra falconiana.

Cuando escribo sobre personas de la vida real y más cuando fueron tan queridas y apreciadas por mi persona siempre digo que no terminamos de conocerlas siempre hay algo nuevo que sale, algo que otros lograron ver o sentir… porque cada quien deja huellas muy particulares en las personas con las que comparte sus días, su vida, así fue la vida de estas 3 hermosas y valientes mujeres de mi vecindario LAS SEÑORAS INÉS, ÁNGELA Y ANA, buenas vecinas, madres, hijas, hermanas, amigas, muy serias y de recto proceder, solas le dieron cara a la vida, solo la enfermedad mino sus piernas cuando cayeron en cama o sillas de ruedas y aun así sus cuerpos fuertes para todo la resistieron por meses y hasta años, ni a la muerte se le resistieron contra ella también batallaron hasta ese día que Dios las llamó a su lado  y para mí no solo fue un privilegio conocerlas, sino que hoy tengo ese inmenso placer de escribir este corto relato sobre ustedes para que otros que no las conocieron en especial las nuevas generaciones o los nuevos vecinos sepan que en su vecindario ustedes vivieron y dieron el ejemplo de ser buenas vecinas, de ser mujeres de temple, aguerridas que pudieron vivir solas hasta que llegó ese momento de despedirse de esta vida, cada una de ellas superó los 80 años de su existencia, gracias a Dios sus seres queridos no las abandonaron, hasta el final con ellas estuvieron así no lo entendieran porque sus mentes habían perdido la batalla pero no la guerra… muy agradecida de que en mi vida dejaron huellas de amor, buenos valores y principios con su cariño y bondad.








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