Las diferencias
Soy cabimense, nací en la ciudad de Cabimas en mi querido
estado Zulia, aun cuando todos mis ancestros eran del estado Falcón, así que no
puedo estar más que agradecida de ser zuliana de nacimiento, falconiana de corazón y de sangre, y disfrutando de 2 idiosincrasia, 2
culturas, 1 solo Dios, como venezolana de pura cepa y ciudadana del mundo,
porque nadie sabe dónde va a vivir o terminar sus días, me nutriré de otras
muchas más; así somos cada uno de los habitantes de este planeta y de los de
otros me imagino si hay vida, no escogemos donde nacer, no escogemos a nuestros
padres, somos el producto de las historias de amor, de los compromisos
preestablecidos o de la ciencia y la tecnología al alcance de ellos, dependerá
de donde viven o trabajan, donde se conocieron o donde deciden establecerse,
hasta en una vacación o viaje inesperado, el escenario solo se sabrá cuando se
escuche ese primer llanto fuerte de vida, que no es más que la señal de que
estamos en este mundo y de allí dependerá de donde nos criemos, donde nos
formemos, donde modelemos nuestra personalidad y vida.
Importa donde nacimos, como crecimos, nuestras raíces marcadas
por todas esas variables positivas y negativas que de ellos heredamos y las que
absorbemos del entorno, porque todo ello conforma nuestra personalidad, para
algunos muy difícil, si pueden cambiarlo maravillas obraran en ellos y si no
sencillamente aprenden a sobrellevarlas en sus vidas, es justo allí donde las
cosas comienzan a fluir o a desviarse de UN CAMINO A LA PAZ interior o exterior.
Los cambios son pertinentes en la misma evolución de los tiempos, más hay
culturas muy arraigadas que no permiten ningún cambio, hay credos y religiones que
no permiten mezclas de culturas y otros credos, es allí donde las decisiones
entran, donde el sí a los cambios, al respeto y la sana convivencia con
diferencias de credos, culturas, idiosincrasias pueden marcar la diferencia en
las vidas de cada quien, aún a sabiendas que pueden ganarse o perderse, por si
todo termina en una vorágine de violencia, conflictos y guerras sin razón de
ser.
Las diferencias que tenemos por las propias culturas, credos
y religiones de cada quien, se llevan con uno a todos lados, pero podemos ver
como el turismo, el arte, la música, la ciencia, la medicina, los concursos
literarios y bienales internacionales, los congresos y foros científicos y
tecnológicos, entre otros, unen sin importar el idioma, todos disfrutan, se
benefician, se comunican, se integran, que maravillosas experiencias se dan,
entonces se puede hacer esto extensivo a la convivencia de pueblos y naciones,
todos en cierta forma somos iguales hasta podemos querer y buscar lo mismo,
hagamos de nuestras diferencias un beneficio, yo he disfrutado en mis viajes de
la cultura, los sitios turísticos más emblemáticos, la gastronomía y lo más
hermoso su gente, de cada país o ciudad donde he tenido el privilegio de
visitar y conocer, he hecho amistades aún sin poder comunicarnos por nuestros
idiomas, hemos buscado la forma de hacerlo y eso es lo que debemos hacer buscar
la forma de hacerlo y que mejor que con la palabra: hablada, escrita y pensada,
si no nos entienden buscar el intérprete, la comunicación es definitivamente el
nexo, y si esta palabra está libre de violencia, odios y rencores, si busca
hermanar, compartir, unir, alegrar, entonces hagamos de cada uno de nuestros
días un viaje para conocer personas, lugares y culturas, una exposición de
nuestra alegría, amor, un congreso o foro para compartir conocimientos, sabiduría
y experiencias de eficaces convivencias marcadas por la diferencia.
Que la palabra de Dios nos conduzca siempre por el camino del
bien, y la palabra de cada uno nos permita comunicarnos, entendernos,
respetarnos, aceptarnos y tolerarnos en nuestras diferencias o similitudes, no
escogemos donde nacer, que cultura, credo o religión, ideologías tienen
nuestros ancestros, nuestros padres a quienes le debemos honrar, pero sí de
decidir cuál será nuestra mejor forma de vivir marcando la diferencia para un
mundo mejor, libre de odios, rencores, conflictos, violencia, a tener más
comprensión y tolerancia, respeto y amor, todos estamos aquí en este mundo, no
escogimos donde nacer, pero sí de decidir vivir en paz, en sana convivencia, usemos
nuestro mejor lazo de unión: la palabra, cargada de buenos valores y
principios, en la medida que veamos que nuestras vidas se enriquecen con las
diferencias y que con la suma de ellas el mundo se desarrolla y evoluciona
mejor, estaremos transitando por UN CAMINO A LA PAZ.
Autoría: Carmen Martínez Sánchez
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