LA
MARIPOSA CAMALEONA
Por
Carmen Martínez
Un exuberante bosquecillo de
altos y frondosos árboles de diversos tipos, de algunos de ellos colgaba
gruesos o delgados bejucos, parecía la selva de Jim de la Selva o Tarzán y
ellos de un lado para otro balanceándose en sus lianas, había musgos, líquenes,
hongos por doquier. El grato clima hacia la diferencia, era bastante húmedo,
soplaba el viento de vez en cuando por entre ellos, la lluvia encharcaba la
tierra en partes, en otras fuera de los árboles era seca y hasta algunas rocas
había, cuando el sol se filtraba entre las ramas desde lo alto de los árboles
se podían ver los halos de luz que algunos lograban darle una calidez a ese
clima tan húmedo. Parecía un mariposario inmenso, porque en temporadas las
mariposas podían escoger las ramas y los troncos donde querían dejar sus crías,
perdón sus huevecillos con las larvas guardadas adentro.
Llegó el tiempo de poner los
huevos y dejarlos a buen resguardo para que a su tiempo salieran las orugas y
crisálidas y luego infinitas lindas mariposas se eleven en vuelo a lo más alto,
buscando esos rayos de luz, posándose revoltosas en todas las plantas y flores,
libres al fin de tanto encierro, el cielo es el límite, los árboles su premio.
Por encima o por debajo de
las hojas cada madre mariposa fue dejando sus huevos, pegándolos muy bien para
que no caigan en todo el tiempo que se tomen en desarrollarse o mejor dicho en realizarse
ese hermoso fenómeno de metamorfosis que toda mariposa tiene. Así fueron saliendo
cada una en su tiempo las orugas de sus cascarones que la protegieron y ahora
debían cumplir su último cometido, alimentar a esas voraces orugas hambrientas,
nutriéndolas con sus nutrientes mientras encontrasen una hoja, un tronco que
les provea su alimento mientras sigue su proceso de metamorfosis.
Luego se empezaron a ver
como guindaban cada una de las crisálidas hermosas esperando el momento justo
para que la mariposa que lleva dentro logre romper esa frágil pero resistente
membrana y poder salir y alzar vuelo hasta donde la luz, el aroma, la guíen a
los árboles y arbustos, al ancho cielo. Cada mariposa fue saliendo habían de todas clases y colores,
el cielo y los árboles se inundaban de tantas revoltosas mariposas, muy
coquetas se posaban y desplegaban sus hermosas alas, que sensación hermosa para
la vista de cualquier persona amante de estas hermosas aladas criaturas de la
naturaleza.
Ya habían volado todas las
mariposas, los árboles ya estaban como al principio, remozándose para la
llegada otra vez de las mariposas madres, otra vez éstas debían llegar, recibir y cobijar los nuevos huevecillos con
sus larvas. De repente debajo de una gran hoja cayó una pequeña mariposa que no
estaba complemente formada, de un lado tenía el ala delantera y del otro solo
la trasera, le faltaban 2 de sus alitas por ello, no había podido primero salir
de su crisálida y después volar, al caer hizo más intentos de alzar vuelo pero
le fue imposible y sus frágiles patas con la caída libre desde tan alto se
afectaron, pobrecita no podía volar y sus aporreadas patitas no le permitían
moverse.
Buscó un sitio donde
resguardarse, pues por allí pasaban hormigas, bachacos y otros insectos,
gusanos o cualquier animal rastrero, aves de todos tipos, tamaños y géneros, la pequeña mariposa tuvo miedo, no tenía a
nadie que la ayudara, no conocía nada ya que estuvo guindada mucho tiempo cabeza
abajo como un murciélago entrapada en su crisálida.
Pero se dispuso a ganar
fuerzas y ver cómo podía hacer lo propio, lo que su constitución solo sabía
hacer…volar libre…. No se dejaría vencer por sus debilidades, tenía la
fortaleza de su espíritu libre y sus ganas de vivir… bueno en estos momentos
eran de sobrevivir. Ayudándose con sus débiles y golpeadas patas logró llegar a
una pequeña hendija que formaban las hermosas raíces de un gran árbol, le
permitían esconderse y resguardarse de todo y de todos, así pensó, así creyó,
pobre e ilusa mariposita, lo que no sabía era que esa alegría le duraría muy
poco y que tendría una serie de aventuras que vivir. Muchos animales malvados la
sintieron, la olieron y trataron de comérsela, no podía salir a buscar alimento,
tenía mucha hambre.
Paso la noche, se rindió
cansada de arrastrarse hasta lo que podíamos llamar una pequeña cueva, era muy
angosta solo algo muy delgado podía pasar. Unos débiles rayitos de sol lograron
llegar hasta donde estaba la mariposa y eso la despertó. Miró para todos lados
en especial para arriba por si venía un pájaro, salió un rato a buscar una hoja
para alimentarse, lo más cerca de donde estaba no podía exponerse, por todos
los peligros del día anterior, fue así que vio pasar unas larga fila de
hormigas llevando sus bastimentos sobre ellas, una de estas hormigas la vio a
lo lejos, rompió fila y se llegó hasta ella y le preguntó ¿eres una mariposa?,
será que la vio como si fuera un bicho raro, ella le respondió, si lo soy, solo
que mis alas no se formaron como debían y por ello no puedo volar, la
hormiguita le dijo, ¿cómo harás?, sino vuelas puedes morir, ten mucho cuidado,
algunas hormigas gustan de las mariposas, los saltamontes, los pájaros que
vuelan bajo si te ven serás presa fácil, me imagino que saliste a buscar una
hoja para tu comida, la linda mariposa le dijo que si, entonces la hormiguita
le dio una hermosa y jugosa hoja verde que traía, le dijo no te preocupes yo no
como mariposas, si quieres yo te puedo traer hojas cada vez que salgamos todas
las hormigas de nuestra colonia a provisionarnos… de los ojos de la mariposa
brillaron dos lágrimas que resbalaba por su carita, alguien le estaba ayudando
sin habérselo pedido, de corazón lo estaba haciendo, se lo agradeció y le dijo
que sí que tenía mucha hambre porque habían pasado mucho rato que no se había
alimentado.
Así comenzó una relación de
amistad entre la mariposita y la hormiguita, a veces le traía una linda flor
llena de un rico néctar y le dejaba provisiones de hojas para que no saliera….
Así sus patitas se fueron fortaleciendo y un día se pusieron de acuerdo para
salir a dar paseos bajo los halos de luz de luna que se dejaban filtrar por ese
espeso bosquecillo. Con la ayuda de la hormiguita practicaba el vuelo, aunque
no volaba, notaba que sus alas se iban fortificando cada día más.
La mariposita quería ir
hacia un sitio despejado a ver si podía volar, en donde hubiese mucho viento,
pero sus patas no estaban hechas para largas caminatas como las de su amiga la
hormiguita… un día la encontró llorando, la mariposa le dijo, creo que de
verdad moriré aquí, aunque mis alas están fuertes no puedo volar, ya he estado
mucho tiempo aquí y ya me he visto amenazada por algunos animales que han
logrado verme, olfatearme, sentirme…. La hormiguita la consoló, le dijo que no
se preocupara que tenía un gran amigo que la podía ayudar, si ella no podía
caminar el sí, ya tenía muchos pies… al llegar la noche la mariposita conoció a
alguien que sería muy importante en su corta vida, vino acompañando a la
hormiguita, alguien que le ayudaría en el largo camino que recorrería a su
destino…. El ciempiés, un gusano que tenía como decía la hormiguita, muchos
pero muchos pies, cien pies, estaba hecho para una larga caminata, como la que
ella tenía que hacer hasta tierras donde el viento la ayudara a volar.
Esa noche salieron a pasear
el ciempiés y esas dos hermosas criaturas cada una en su género, la hormiguita
ya lo había puesto al tanto de la situación que enfrentaba la mariposita, así
que reunidos en la cueva de la mariposa, que muy coqueta la tenía por ser una hembra
muy hacendosa y con la ayuda de la hormiguita mucho más, le explicó los pro y
los contra del viaje que tendrían que realizar, mucho más porque ella era
especial y mucho más frágil por su condición natural.
Una de sus patas sirvió para
hacer un mapa en el suelo indicándoles como sería el viaje, primero tendrían
que sortear a los animales que los verían a ellos como su alimento dentro del
bosquecillo, había muchos charcos y unas zonas muy lodosas o pantanosa por el
agua de las lluvias y por la vegetación muy tupida les tomaría mucho trabajo
atravesarlos por la cantidad de hojas y ramas que caían de ellos; de allí
saldrían a un área grande y semi despejada pero muy arenosa, gracias a dios él
podía defenderse en esos terrenos, el problema era que al estar más despejado,
y con la temperatura tan alta algunas veces se incendiaban y muchos no
sobrevivían al fuego. Ese era el mayor riesgo que podrían tener más que todo
por la fragilidad del cuerpo de la mariposa, sus hermosas alas serían
rápidamente consumidas por el fuego, sentiría más rápido el intenso calor del
fuego. La mariposita estaba tan deseosa de hacer ese viaje que no le importó
ese escenario, le dijo que cualquier cosa que sucediera, tomara su mejor
decisión, que luchara por sobrevivir él aún sino podía ayudarla a ella. Ella lo
entendería
Continúo diciendo el
ciempiés, que luego encontrarían una alta formación rocosa que parecía una
escultura en el medio de un área totalmente despejada y con otro tipo de
vegetación, árboles más bajos, arbustos, gramas y pastos, donde el viento parecía que jugaba, soplaba de
un lado a otro con una rapidez y fuerza que sería el sitio ideal para que ella
practicara su vuelo y finalmente pudiera volar. Cuando terminó de explicarle
todo, la mariposita le preguntó al ciempiés, mi gran y único problema es que
mis alas no están en condición de volar al no tener por lo menos mi otra alita
delantera se me hace cuesta arriba volar, el ciempiés le dijo, allá cerca de
donde vamos hay un árbol cuyas hojas tienen forma y características similares a
las alas de las mariposas, por eso lo llaman o es más conocido como el árbol
mariposa, así que he pensado que de alguna manera podría ser la solución para
esa otra ala que te ayudaría a volar, no sé como lo haremos pero llegado el
momento seguro que encontraremos la forma no te preocupes mi linda amiguita.
Viendo que sería una larga e
intrincada travesía, la hormiguita tomó esa noche una decisión, los acompañaría
y ayudaría, ella tenía la habilidad de encontrar alimento y cualquier cosa que
hiciera falta, la mariposa agradeció a sus dos amigos por esa entrega hacia
ella, estaban dispuestos a dejar sus familia, su seguridad, a exponer sus vidas
por ella. Cuando se fueron y ella se quedó sola, salió un momento a fuera y
mirando hacia lo alto exclamó, ¡estoy muy agradecida, no hay nadie de mi
familia por aquí cerca, pero he sido bendecida con dos seres maravillosos que
han permitido que me sienta restablecida, me alimentaron y ahora me llevaran
hacia donde el viento me permita volar. No podré nunca estar más agradecida y
sé que tú querida madre también lo estarás¡.
Al amanecer sus dos amigos
vinieron a buscarla, como ella era muy ligera, buscaron un hilo de telaraña y
la hormiguita le dio varias vueltas al cuerpo del ciempiés, dejando las dos
puntas para que la mariposa la usara como riendas y pareciera una linda amazona
sobre su caballo. Además como los tres
comían casi lo mismo, llevó sus provisiones de hojas y flores, lo demás
lo conseguirían en el camino. La mariposita se sintió bien iba sobre su amigo
el ciempiés y la hormiguita caminaba a su lado, por todo el camino iba
escuchando sus anécdotas, cuentos y peripecias que cada uno tenía, ella no
tenía las suyas más que las que habían compartido en estos últimos días con
ellos.
Tal y como dijo el ciempiés,
encontrarían muchos animales dispuestos a degustarlos, pero ellos hicieron todo
lo posible para evadirlos, ya conocían los atajos y veredas, así mismo habían
muchos charcos y hasta un rió medio seco había en la primera etapa de su
camino, aun cuando el hábil gusano
trataba de ir siempre por tierra y sobre las piedras, ramas y cualquier cosa
que encontraran hubo momentos que tuvo que echarse al agua, para él no había
problema y la hormiguita se subía a acompañar a la mariposa y tampoco tenía
temor, lo que no sabían era que una pequeña ráfaga de viento de improviso hizo
que la mariposa soltara sus riendecitas y calló al agua en una zona pantanosa,
el miedo hizo que aunque ligero su cuerpo se hundiera un poco más y se asustara
de tal forma, porque su cuerpo se hacía más pesado con el agua lodosa, de
repente vio a la hormiguita que se había zambullido detrás de ella en su
búsqueda muy preocupada, ella había tenido experiencias de este tipo y ya sabía
cómo reaccionar pero la mariposa nunca estaría en una condición así en su
diario y común vivir. Sin embargo le dijo, cálmate en un momento traeré al
ciempiés para que me ayuda a sacarte de aquí yo sola no puedo y así lo hizo la
mariposa cuando trató de sacarla y no pudo por lo pesada que estaba, se quedó
mirando todo lo que le rodeaba y comprendió vestida de agua lodosa que ese no
era su lugar, su elemento, allí seguro que moriría muy pronto sino lograban
sacarla.
Salió a la superficie la
hormiguita y le avisó al ciempiés donde estaba, este se zambulló también y
ayudó a sacar a la mariposa que estaba prácticamente inmovilizada de lo pesada
que sentía su cuerpo mojado, finalmente el alma le vino al cuerpo a la pobre
mariposita, estaba a salvo y nuevamente agradecida de sus amigos que no la
dejaron sola y le salvaron la vida. Terminaron de salir de este gran charco y
felices volvieron a contar cuentos y a cantar, el ciempiés se sabía una linda
tonada de viajeros. Encontraron agua limpia en un charco más adelante y se
asearon un poco su cuerpo lodoso de un color marrón ciena. Por fin salieron del
pequeño bosquecillo y se abrió ante ellos una hermosa área a cielo abierto ya
los árboles no eran tan altos ni tan poblados había muchas áreas despejadas,
pero el sol era inclemente, el cuerpo de la mariposa se secó y ahora el sol estaba
muy fuerte, pero su cuerpo lo resistía.
Caminaron y caminaron hasta
acercarse a un lugar con algunos árboles y mucho arbusto seco, la hierba también
estaba extremadamente seca, seguro que no había llovido en un buen rato y el
inclemente sol ayudaba a empeorar las cosas. Nuestro amigo el ciempiés dijo es
un buen momento para descansar y en dos días más o menos estaremos en la gran
roca, no tenemos tanto apuro así que busquemos un lugar donde pernoctar y
alimentarnos.
Esa noche hicieron un gran
banquete, consiguieron salvia de algunos arbusto o gramínea verde que lograron
encontrar, hasta algunas flores habían y la mariposa se deleitó con su néctar,
hasta algunos insectos recién muertos lograron ver cerca del sitio donde
pernoctaron y de ellos tomaron o succionaron algunos fluidos, fue una gran
comelona como en días no habían tenido el placer de hacer. Cuando ya habían
comido, el ciempiés les dijo es posible por cómo está el tiempo que mañana
amanezca haciendo ventiscas de tierra o arena, debes cuidarte mucho mi querida
amiguita, porque tú no puedes volar todavía y la arena o la tierra podrían
lastimarte.
Así fue, el viento soplaba
muy fuerte y arrastraba con él toda la arena o tierra suelta que encontrara a
su paso, decidieron esperar a que apaciguara un poco, pero no sucedió, con
mucha precaución salieron, la hormiguita se subió sobre el ciempiés y se puso
detrás de la alita trasera de la mariposa, colocándose a resguardo como si
fuera un corta vientos, la mariposa sujetó ese hilo de telaraña tan fuerte, no
quería pasar otro mal momento, pero la tierra y la arena aunque muy fina se le
pegó a sus alas y a su cuerpo, otra vez esa sensación de pesadez, ella tan
acostumbrada a todo tan ligero tan frágil en su cuerpo. Pasada la media noche
el viento y la tierra amainaron, por fin pudieron caminar mejor, estaban tan
amarillos y polvorientos que no se conocían. Otra vez la mariposa se dio cuenta
que este elemento y este lugar no era para ella, el mismo vientecillo más
adelante les quitó toda esa tierra y arena acumulada.
Siguieron caminando hasta
casi llegar a un lugar donde la sequía había hecho estragos, todo estaba seco.
Era deprimente, por primera vez desde que salieron en esa travesía encontraban
un lugar que distaba de ser bonito, se asombraban de los diferentes lugares que
encontraban a su paso, los animales que veían a lo lejos estaban muy enjutos,
que tristeza, así iban comentando cuando de repente a lo lejos vieron algo rojo
con amarillo azul y negro y el cielo se tornó gris, enormes nubes grises subían
al cielo y el viento lo traía hacia ellos, cuando se dieron cuenta era el fuego
que estaba quemando todo a su paso, ellos estaban en desventaja total, solo un
milagro de Dios podría salvarlos, cuando ya el fuego estaba tan cerca que los
cuerpos de los tres amigos ya no podían resistir, las alas de las mariposa
traslucían el color del fuego y después se llenaba de ese color gris oscuro del
humo que reinaba en el ambiente, unas gotas de lluvia cayeron sobre ellos,
bendita lluvia que los salvaba, el ciempiés corrió hasta una rama caída que le
hacía de techo y también había una piedra que los elevaba del suelo un poco,
así esperaron que escampara, allí no se cansaban los tres de agradecer el estar
vivos, de esta si no se hubieran salvado, ahora estaban todos de color negro,
ahumados pero contentos de estar vivos. Otro elemento, otra condición para la
cual una mariposa no está preparada ni en resistencia ni en condición, pero
aunque logró aguantarla lo más que pudo y su cuerpo se vistió de fuego, sabía que eso no
era para ella.
Amaneció un nuevo día para
estos tres viajeros, a lo lejos se divisaba algo muy alto, era la gran roca que
decía su amigo el ciempiés, el sol no estaba tan candente, el cielo estaba de
un lindo azul, adornado con algunas nubes blancas y un hermoso arcoíris que lo embellecía
con sus colores pasteles, el viento estaba muy juguetón lo podía sentir.
También vieron el árbol mariposa, con hojas de muchos colores, como las de las
alas de muchas mariposa monarca, amarillas, azules, naranjas, era un árbol
multicolor, cuando la linda mariposa azul vio el árbol, también notó unas hojas
que se parecían a su alita delantera, eso la emocionó tanto que no pudo
reprimir una lágrima que saltó de sus ojos pero esta vez era de alegría, podía
ver cerca su momento de volar si esa idea brillante de su amigo el ciempiés
funcionara. La hormiguita dijo, yo subiré y cortare las hojas que se parezcan a
tu ala, trataré de encontrar una que tenga el mismo tamaño y forma de la tuya
querida amiguita, por eso vine para ayudarte. Bajó con tres de ellas, alguna
será la ideal. Ahora se enfrentaban al
dilema de como se la pegarían al cuerpo de la mariposa, se dieron cuenta que
era una misión imposible para ellos, estaban dilucidando y dilucidando tan
ensimismados que no se dieron cuenta que una cerbatana estaba camuflajeada en
una rama de un árbol muy cerca de ellos. Terminó de escucharlos y de repente se
bajó de la rama y les dijo, tranquilos no les haré daño, estaba escuchándolos y
creo que yo podría ayudarlos si me lo permiten. ¿Cómo? Le preguntaron al
unísono los tres amigos, ella les respondió ese árbol donde yo estaba bota un
gel, muy pegajoso, muchos animales quedan pegados en él, les cuesta despegarse
muchos mueren por no poder hacerlo, creo que puede servir para pegar la hoja
del árbol mariposa.
Los tres se acercaron y
murmuraron muy cerca para ellos, estaban claros que debían confiar en ella, que
nada perdían y si esa era la solución debían probar, una ayuda como esa no la
debían perder. El ciempiés como era el adulto de los tres habló con la
cerbatana y le explicó la situación de la mariposita, que cada momento era
crucial si no emprendía el vuelo pronto. Increíble fue ver como una de las
hojas era igual en tamaño y forma al ala delantera de la mariposa azul, tal y
como dijo la cerbatana tomó gel que salía del tronco del árbol y se lo aplicó
en un punto del cuerpecito de la mariposa, justo al otro lado de su alita
natural. Todos esperaron a que se pegara la hoja y se secara la goma o gel. La
incertidumbre continuaba, ya que había que esperar para hacer la prueba.
Decidieron esperar al otro
día para ello, otra vez y agradecidos todos con la señora cerbatana por su gran
ayuda, decidieron buscar comida y hacer una gran celebración, cantaron y hasta
bailaron, estaban muy felices y seguros que funcionaría, que todo sería un
éxito, que su amiga la mariposa por fin podría elevar su vuelo bien alto
siguiendo el viento y comenzaría su labor de polinización, retozaría de arbusto
en arbusto y encontraría a su pareja, esa que fertilizaría sus huevecillos cuando llegase el
momento. Estaba muy feliz, pero su felicidad estaba más en haber tenido la
maravillosa oportunidad de conocer a seres tan hermosos que la ayudaron y que son
y serán sus grandes amigos por siempre, ya que nunca los olvidaría y los
llevaría en su corazón por siempre mientras durara su vida y en la eternidad
también.
Si el día anterior fue
hermoso este era mejor, el cielo estaba totalmente azul, el sol muy débil, el
viento retozaba como un niño juguetón, ahora eran 4, la cerbatana les pidió que
por favor la dejaran estar en la prueba final, cuando la mariposa tratara de
volar con su nueva ala, había mucha expectativa y reinaba la alegría y también
un poco la tristeza porque la mariposa emigraría muy lejos, aunque estaban
seguros que llegado el momento dejaría sus huevecillos donde su mamá la había
dejado a ella, y así la hormiguita y el ciempiés la volverían a ver. Caminaron
hasta llegar a la gran roca, subieron hasta lo más alto de ella y allí la
mariposa esperó paciente a que el viento la fuera a buscar y la llevara con él
de un lado para otro. Allí comenzaría a volar dejando que sus alas hicieran su
trabajo para la cual están hechas y si lo lograba se dejaría llevar y llevar,
fluiría con el viento, esto debía haberlo hecho desde hace mucho tiempo, sus
amigos vieron como el viento se la llevó con mucha delicadeza, como que supiera
la historia de la mariposa y de pronto la mariposa en su ambiente, en su
elemento, en su lugar, hizo lo que su naturaleza sabe hacer, ¡volar¡, volaba
con tal gracia, aunque le faltaba una de las alas traseras lo hacía con tal
majestuosidad, como lo disfrutaba y sus amigos más, todo había valido la pena,
su amiga por fin podía volar. Así fue como la mariposa se vistió del viento y
ese traje le quedó a la perfección. Desde arriba les envió un beso y contenta
les decía pronto los voy a visitar y a la señora cerbatana no se cansó de
agradecerle que los hubiese ayudado.
Y así se fue perdiendo en
ese hermoso horizonte, hasta que ya no estaba, la hormiguita le dijo al
ciempiés, es hora de regresar a casa, con nuestras familias, ya cumplimos esta
misión de Dios, cuando la cerbatana escucho esto, se sintió triste, habían
pasado hermosos e inolvidables momentos en los dos últimos días, el ciempiés la
vio y le preguntó, ¿Qué le preocupa mi bella dama?, ella le respondió, estoy
sola, no tengo familia, para mi es bueno estar en cualquier parte, pero siento
que he encontrado algo que no tenía, amigos, que son capaces de ayudar en
nombre de esa amistad, entonces no se diga más dijo, será nuestra invitada a un
lindo y hermoso bosquecillo, tierra de todo y todos, quien quiera vivir en él
es bien recibido, tendrá sus peligros como en todas partes, pero sé que lo
disfrutará porque es muy lindo, no porque somos de allá, pero de todos los
lugares que hemos encontrado en este viaje no hay nada como nuestra tierra,
nuestra casa, nuestro hogar, nuestra familia. Agradecida la cerbatana por esa
invitación, les dijo, en mi tendrán una amiga incondicional, y si acepto, me
voy con ustedes, fue así como los 3 se enrumbaron a casa su tierra, a su elemento, a donde ellos eran
felices, como seguro estaría por esos cielos, por esos árboles revoloteando la
mariposita azul.
La moraleja de este cuento,
es que podemos hacer de todo, podemos ponernos en los calzados de cualquiera, en
cualquier ambiente, pero solo habrá algo en lo que definitivamente nos
destaquemos, donde el traje y el calzado nos queden a la medida, donde
estaremos en nuestro elemento, en nuestro ambiente, en nuestro lugar, donde nos
sintamos cómodos y demos lo mejor de nosotros. Tendremos ayuda y detractores,
ambientes agradables y hostiles, podremos contar con personas queridas y
amigas, con compañeros de travesías, como la mariposita de este cuento, que su
aventura se dio en los cuatro elementos: agua, tierra, fuego y aire, nunca
debemos bajo ninguna circunstancia dejarnos vencer por las adversidades, ni por
las debilidades propias de nuestra condición, ellas deben ser la fortaleza para
seguir adelante y lograr nuestros sueños y anhelos, porque la verdadera fuerza
viene de nuestro interior y de la más pura y genuina amistad y si todo está
bendecido por Dios que no desampara a ninguno de sus seres creados, mejor que
mejor.