LA SIMPLEZA DE LA VIDA

Un hermoso atardecer en nuestro litoral central/Venezuela

Por Carmen Martínez

Solo hace falta desconectarse por unos días de tanta tecnología de tanta monotonía de tu convulsionada o serena vida para que te des cuenta que la vida continúa sin ti, sin tus apuros, sin tus problemas, sin tus preocupaciones y que al dejarlas un poco de lado los ves desde otra óptica, puedes ver su solución o sencillamente despreocuparte porque no valen la pena seguir en ello.

Pero y que de lo que ves mientras estas desconectado,  nuevas personas, nuevos escenarios, nuevos momentos, que de seguro te harán apreciar lo que tienes, valorar lo que eres y porque no, mostrarte nuevos senderos.

Cuando el amanecer y el anochecer se vuelven un escenario infinito de cosas que puedes comenzar y terminar. Déjate impregnar por todos los momentos circodianos que están allí, disfrútalos y compártelos porque así se harán pate de ti.

Cuando Dios y su fuente divina ilumina todo a tu alrededor y a ti mismo por dentro y por fuera, bañándote de su luz, amor, bondad, energía, recargando tus fuerzas y esfuerzos para realizar cada uno de tus sueños, proyecto a proyecto, meta a meta, objetivo a objetivo.

Cuando bañado de fe y de misericordia divina, puedes ver a cada uno de tus hermanos consanguíneos o no, alegrarte y compartir su dolor, sus triunfos, sus fracasos, sus penas y necesidades, apoyándolos con tu presencia física si es posible.

Cuando a cada momento agradeces cada uno de los pequeños momentos y detalles de personas que hacen tus días maravillosos, pero esto solo lo puedes apreciar cuando te desconectas de ti y de tu entorno, te abres, estas en paz y feliz.

Solo así puedes apreciar la simpleza de la vida, solo así puedes enriquecerte de todo lo que te brinda, de esas encantadoras personas que puedes conocer, de esos hermosos, comunes y sencillos lugares que están allí a la espera de que los visites, de los momentos increíbles que se generan.

Pero solo eres tú el único que puede hacerlo, verlo y compartirlo, tan sencillo es como ver  personas de un lado a otro en un bulevar sentado desde un café al aire libre, siendo un espectador desde las ricas aguas de un río o una playa. O simplemente asomándote a la ventana de donde te encuentres.

 Te invito a hacerlo todos los días, a cada momento, que la simpleza de la vida te envuelva y la misericordia de Dios te bendiga y guarde.