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| Mi hermosa maestra Enma |
Por
Carmen Martínez
Mi querida maestra Emma, la
recuerdo como si fuera ayer cuando la vi por primera vez, el primer día de
clases cuando nos esperó en la entrada del salón junto a la maestra y directora
Esperanza González de Quintero, en el Kinder Santa Marta, ubicado en la calle K
de Cabimas. Bajita de estatura pero inmensa en cariño, de tez blanca, cara de
porcelana, cabello castaño oscuro, muy bonita era y aún es mi maestra Emma.
Emma Dolores Marcano
Colmenares, así se llama mi maestra Emma, nació en Cabimas/Zulia el 6/6/1947, es
la tercera de 8 hijos, su madre Francisca Colmenares de Marcano y su Padre
Ramón Marcano, hoy ambos descasan en la gloria del Señor, es madre orgullosa de
1 hija, Elizabeth Johanna Fuentes
Marcano, siempre jovial, amante de la música, viajar, bailar, jugar dominó y
bolas criollas, le fascina la pizza y el pollo como se lo den. Me dijo
curiosamente que ella no realizó estudios en la escuela de normal para maestros,
que casualmente solo dio clases en el Kinder Santa Marta un poco más de un año,
es decir que tanto yo como mi hermana Zully que entró después que yo salí,
tuvimos esa bendición, tener esta maestra… cuando digo que los tiempos de Dios
son perfectos, es porque no me imagino mejor primera maestra en mi vida…
bonitos recuerdos, anécdotas y muchas más cosas viví durante ese año con esta
querida maestra.
Ella recuerda que su madre
había muerto y su padre estaba sin trabajo, había que ayudar con la casa como
se estilaba en esos tiempos donde los hermanos mayores ayudaban a mantener la
familia, a los hermanos menores; en esos días se acercó la maestra Esperanza
González de Quintero que había fundado un Kinder, el primero de Cabimas, ella
no recordaba el año y yo le dije que era el año 1966 porque yo tenía 6 años
cuando mi padre se enteró de que iban a iniciar las clases y me inscribió. La
maestra Esperanza le pidió su colaboración con los niños, que ella la iba a ir
adiestrando y capacitando sobre la marcha, así fue que la maestra Emma y otra
muchacha que fungía como su auxiliar, lamentablemente ni la maestra ni yo nos
acordamos de su nombre, comenzaron esa maravillosa labor de maestras
kindergarterinas que antes no había, todas las generaciones precedentes a la
mía entraban directamente a 1er grado, a menos que fueran las llamadas
“maestras de escuelitas”, aquellas señoras muchas veces amas de casa que enseñaban
a niños vecinos en sus casas a escribir y leer antes de comenzar la educación
primaria.
La maestra Esperanza les
enseñó todas las actividades que debían hacer con los niños, tanto dentro como
fuera del salón de clases, en el patio de juegos. El salón era grande y
rectangular, lleno de pupitres en un área y largas mesas donde se hacían todas
las labores manuales, pintar con creyones de madera, cera y temperas, recortar,
pegar, hacer figuras en plastilinas de muchos colores y de yeso vaciado en
figuras de plásticos utilizados como moldes, partidos a la mitad… Hoy sin
embargo siempre digo que yo no pasé ni tijeras I ni tijeras II, porque soy pésima cortando…y
en el recreo o cuando teníamos actividades deportivas, el patio tenía de todo,
toboganes, ruedas, sube y baja, barras elevadas, recuerdo que una maestra se
ponía al principio y otra al final, nos subían para alcanzar las barras y luego
iba caminando detrás de nosotros hasta que alcanzáramos el final, nunca gracias
a Dios nos caímos, porque la maestra Esperanza y sus hermanos que eran altos
estaban pendientes de nosotros. También aprendimos las letras, los números, a
leer, escribir y a contar… fue tan buena la enseñanza que recibí en este Kinder,
que me dio mi querida maestra Emma, que al llegar a primer grado la maestra vio
lo adelantada que estaba con respecto al resto de mis compañeros de clases, que
llamaron a mi padre para explicarle que podían evaluarme y ver si podía ser
promovida directamente a 2do grado y así fue.
Me comentó mi maestra Emma
que ella no siguió dando clases en el Kinder porque se puso a estudiar para
oficinista, ese era el oficio que más estudiaban antes si querían entrar a
trabajar en cualquier empresa…para ser maestra debía estudiar mucho más y no
podía, terminó el curso de oficinista e inmediatamente ingresó a trabajar primero
en el banco Unión y luego en el Venezuela durante 18 años y 8 meses, actualmente
jubilada, dedicada a su casa y a sus seres queridos. Pero recuerda con mucho
cariño a todos los niños, no sus nombres sino todo lo que ella disfrutó junto a
nosotros, me dijo que los hijos del Dr, Amable Amado nunca los olvidará porque
eran tremendísimos, pero buenos niños, se lamentó cuando el Dr. Amable Amado
Hijo, uno de sus alumnos, recientemente muriera tan joven.., me dijo que tanto
mi hermana Zully y yo éramos una niñas tranquilas como la mayoría, le recordé
al niño que cuando escuchaba los truenos se ponía a llorar y ella lo sacaba
debajo de la mesa y se quedaba con el explicándole que no tuviera miedo. No nos
acordábamos del nombre y de repente me dijo Núñez, le dije ese mismo, yo
siempre que paso frente a su casa que queda cerca de donde estaba el Kinder (hoy
Unidad Educativa Santa Marta).. los recuerdos de esos días con tormentas
eléctricas y el llorando vienen a mí, también me acordé de uno que se llama
Jacobo siempre sonriente, recuerdo que vivía detrás del Kinder, era tremendo
también… que de viejos recuerdos…
La maestra Emma mantenía
mucho contacto con nuestros padres y representantes, a muchos alumnos los llevaba
hasta sus casas, solo fue un año, pero ella con mis padres siempre mantuvo ese contacto
de por vida, cuando la veían en cualquier parte, me enviaba con ellos muchos
saludos. No recuerdo que algún día la maestra perdiera su compostura, ni un
grito, por el contrario siempre nos mantenía a todos lo más tranquilos
posibles, me dijo que no había actividad que nos relajara más que hacer figuras
con plastilina, ella adoraba la plastilina… o también colorear con tempera o
cuando nos leía cuentos de hadas… mi pasión por la pintura, la utilización del
color, la creatividad están arraigadas en este salón de clases… gracias maestra
Emma.
Por todo lo que representó
para mí, por ese breve momento en mi vida, llevándome de la mano, paso a paso,
abriendo mi mente y entendimiento hacia nuevos conocimientos, la MAESTRA EMMA,
es un PERSONAJE DE MI VECINDARIO y ha sido un grato placer para mi escribir un
poco sobre ella, conocerla realmente después de más de 4 décadas,. Que humildad
la de sus palabras cuando me dijo no tengo nada importante que contar de mí,
pero ella no sabe que nosotros, cada uno de esos niños y entre ellos yo, somos su
mejor historia, el producto de su guía, cariño y comprensión en esa época tan
importante en el niño que comienza a estudiar, entre juegos, cuentos y colores
nos iba enseñando… me imagino que hoy todos si están vivos pueden ser unos
profesionales, realizaran un oficio donde más se hayan destacado, pero sobre
todo seguro serán hombres y mujeres de bien, con sus propias familias… y ese
apoyo que brindó a toda su familia desde muy joven, por encima de sus propias
necesidades y expectativas le dan una calidad humana inmensurable digna de que
otros la conozcan…
Gracias MI QUERIDA MAESTRA
EMMA
Mi maestra Enma
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