Una ecuación… Una igualdad
Siguiendo con lo acometido desde que el Museo de la Palabra y
la Fundación César Egido Serrano me nombraron una de sus Embajadoras de la Palabra,
haciendo lo que hago, desde lo que hago, como esta serie de relatos de cosas que
son el reflejo de lo que leo, veo, siento, escucho, de lo que vivo y viven cualquiera de los
ciudadanos de este planeta y todos ello tiene que ver con la Paz, un mundo en
paz, que vive en armonía, en sana convivencia, en concordia, es un mundo sin
violencia, sin guerras, conflictos, odios, rencores y venganzas. Los primeros
términos representan la Paz y los segundos los que debemos eliminar, mejorar, cambiar
y/o tolerar de esa ecuación o igualdad.
Cada uno de los habitantes de este mundo con su bagaje de
conocimientos, destrezas, competencias, actitudes y aptitudes; la madre
naturaleza; el cosmos y todo aquello desconocido o más allá de los confines
inimaginables, la fe en un Dios dador y protector de vida, la cultura,
religiones, credos idiosincrasias, ideologías, todo ello conforma una ecuación,
una igualdad, de la vida de cada quien y la vida en el mundo entero, si las
proporciones de cada una de ellas están en equilibrio la propia vida lo estará
también, sino se convierte en una desigualdad o inecuación. Algo la altera, la
cambia, le causa una mutación.
Pido desde estos relatos que escribo, que busquemos estar en
esa ecuación, en esa igualdad, porque solo así reinará la paz, la armonía, la
sana convivencia aún con nuestras propias diferencias, cada vez que veo casos
en mi ciudad, país, continente y en el resto del mundo que alteran eso, me
pregunto, estamos ante una inecuación en nuestras vidas, el mundo entero y el
planeta. Las variables siempre pueden ser diversas, los términos constantes
parecidos, las funciones son las funciones, por donde se está rompiendo nuestra
ecuación, nuestra igualdad en estos tiempos, la mayoría acabando con vidas
humanas y otros seres vivientes, con el desequilibrio o desbalance de nuestro
entorno, muy especialmente con nuestro planeta, ya hasta hay ciudades costeras
amenazados a mediano plazo por el deshielo que sufren los glaciares debido al
calentamiento global, la pérdida de cosechas y tierras cultivables por el
cambio climático, las inundaciones o deslaves imprevistos, el cáncer de piel
por exposiciones a rayos ultravioletas del sol, tantos síndromes modernos o
enfermedades raras e incurables hasta la fecha, movimientos bajo tierra y océanos
impredecibles, multiplicación de huracanes, terremotos, despertares de
volcanes, tsunamis, entre otros tantos más, que nos hacen preguntar, ¿es que
antes no se conocían?, ¿no existían?, o simplemente son causadas por mutaciones
o alteraciones de esta ecuación o igualdad que es la vida misma, el mundo
mismo, el hombre mismo.
La variable más fuerte en los actuales momentos está representada
por hombres y mujeres de todas las edades, de todos los niveles y estatus sociales,
que amenazan, maltratan y acosan a sus propios congéneres donde quiera que
estén, con una mutación que se está llevando en su mente, corazón y alma, pidamos
porque logren recapacitar en sus acciones, porque puedan vivir en entornos
llenos de valores y principios universales desde sus propios hogares. Porque la
palabra, sea hablada, escrita, pensada o sentida sea ese ingrediente catalizador
del bien.
Defendamos todos unidos siempre desde UN CAMINO A LA PAZ,
paso a paso, desde nuestro metro cuadrado de acción o desde nuestro gran radio
de alcance, esta ecuación o igualdad que es la Paz, que es la vida misma, el
mundo mismo, el planeta mismo, el cosmos mismo; para ello debemos prevenir
cualquier mutación, cualquier desbalance o desequilibrio, sobre todo las que
generamos nosotros mismos con nuestras palabras, decisiones, gestiones,
acciones y actitudes, ya que cada uno de nosotros conforma esa gran ecuación…
esa gran igualdad.
Autoría: Carmen Martínez Sánchez
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