LECCIONES
Y APRENDIZAJE DE VIDA
Por
Carmen Martínez
Cuando alguien me pregunta
que cosas vividas de niña, joven, adolescente o de adulta me ha marcado, me ha
enseñado, siempre les digo que todo es una lección y todo es un aprendizaje,
muchas veces no en el mismo momento que suceden sino en el correr de los años;
todo lo que disfruté, compartí, amé y perdí hasta este momento, ha sido una
lección de vida para mí y puede ser un aprendizaje para otros o no, cada quien
toma o deja según su propia vida, es lógico, cada uno de nosotros vive en
mundos distintos, familias con costumbres y culturas distintas, así vivamos en
el mismo vecindario, porque cada familia es única y cada ser más aún con sus
personalidades, virtudes, defectos, destrezas, capacidades, religiones,
ideologías, estatus social, entre muchas otras más.
La misma niñez es el mejor
aprendizaje que tenemos, ¿qué no se atreve y hace un niño?, ellos aman el
peligro, no aplican la lógica y el razonamiento muchas veces, no lo piensan dos
veces simplemente lo hacen… en parte esto debemos también hacerlo algunas veces
nosotros que nos cohibimos y nos ponemos trabas de “no creo poder hacerlo”, “eso
no es para mí”, “es muy difícil para mí”, sino miren como manejan patines,
bicicletas, aprenden idiomas y videojuegos en un santiamén, no temen caerse o
equivocarse o que se burlen de ellos, ¿qué hay que hacer?, ¿cómo hay que pensar?
para ser esos niños audaces que no temen a nada ni a nadie para comenzar ni
para lograrlos, mucho más si son los muchachos de hoy… solo aprender de ellos,
son nuestros mejores maestros y facilitadores.
Creo que de mi juventud, que
es el más bello tesoro que podemos tener… solo cuando ya no lo somos lo
entendemos, la mejor enseñanza que puedo ahorita decir que me quedó, fue el saber
que la familia es lo más importante que nos regala Dios y la vida, que fui una
persona querida, protegida, a la cual le dieron todo lo necesario para ser
feliz, que fuí bendecida con una gran familia que muchos a veces no tienen y
disfrutan, unos padres maravillosos que nos educaron a todos nosotros sus hijos
por igual, que pude atesorar en ella los mejores amigos, ya que en esa etapa de
la vida solo hay amistad, compañerismo, camaradería, no hay intereses de por
medio, envidias… esto debe ser la enseñanza que debemos procurar cuando seamos
adultos para poder disfrutar de la familia, de una pura y sana amistad con
nuevas personas que conozcamos a lo largo de nuestra vida ya sea a nivel
personal o laboral.
Los logros, las derrotas,
las pérdidas, las enfermedades, las cosas insólitas e inesperadas que nos
ocurren, pueden ser la mayor lección y la mejor manera de aprender de ellas,
cada una en forma diferente, puede cambiarnos la vida, nuestra forma de ser, de
pensar, de querer, de comprender a otros, no se pueden imaginar cuanto de ellas
he aprendido.
En cada segundo, una
persona, animal, hecho o cosa a tu alrededor puede ser una lección o un
aprendizaje, benditos los que podamos verlo y entenderlo… a veces somos ciegos,
sordos, incrédulos o muy crédulos, hasta escépticos, yo a veces he estado entre
ellos, pero la enseñanza de estas lecciones de vida, te hacen cambiar para bien
o para mal, te fortalecen, te hacen madurar y crecer.
Hay años o etapas en la vida
que te marcan más que otros, cuando a tus 13 años ya te relacionas más con tus
amiguitos, a tus 15 y 16 años dejas de ser un niño y te conviertes en un
adolescente hombre o mujer, cuando te independizas o trabajas, te enamoras, te
casas o no y formas tu propia familia, cuando los hijos llegan y te conviertes
en padre, cuando te jubilas, cuando disfrutas tus últimos años y haces las
cosas que no hicisteis antes o ahora lo puedes hacer mejor y disfrutar, en cada
una de ellas, las lecciones aprendidas te van ayudando a ser mejor o peor, solo
tu decidirás, es tu vida, aunque siempre debe ser para bien, para mejor.
La vida entera es una
lección y un aprendizaje.
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