SE HA PERDIDO

SE HA PERDIDO

Por Carmen Martínez

Recuerdo una canción que escuché hace mucho tiempo, solo que al momento de escribir este relato no viene a mi mente el nombre ni de su cantante ni su autor, pero decía que había perdido su unicornio azul, ojalá alguna vez pudiésemos tener nuestro unicornio azul…. Y si la magia nos sorprende y es posible, entonces por favor no lo dejemos bajo ningún concepto o motivo ir, no lo perdamos…. Que no nos pase como al cantante de esa canción que perdió su unicornio azul.

Y es que el unicornio azul, es la vida misma, el amor, la niñez, la ingenuidad, la familia, la esposa, los hijos, la madre, el padre, los hermanos, los amigos, los vecinos, el trabajo, la diversión, que solo cuando no los tenemos nos damos cuenta que los hemos perdido, algunas veces demasiado tarde, otras corremos con mejor suerte y podemos enmendar algunos errores y conductas y volvemos a tener la oportunidad de disfrutarlos.

Cuando fue la última vez que te sentaste en el suelo y jugaste con tus hijos en el patio o en el parque, cuando fue la última vez que saliste a bañarte bajo la lluvia, o simplemente una noche elevaste tu mirada al cielo y te alegraste de ver un cielo estrellado y te pusiste a contar estrellas como hacia seguro de niño.

Cuando fue la última vez que te provocó comprar un dulce o a comerte un pedazo de pan mojado en leche o café como lo hacías cuando eras niño y tu madre te consentía permitiéndote hacerlo así, aunque no se deba por regla de buenas costumbres.

Cuando fue la última vez que visitaste viejos vecinos y amistades de la infancia, con los cuales compartiste más de la mitad de tu vida, Por no decir cuándo fue la última vez que visitaste o llamaste a tus abuelos, padres, tíos o a cualquier adulto mayor de tu familia, que de niños estaban pendiente de ti y te consentían, hasta que te graduaste, hasta que comenzaste a trabajar, hasta que te casaste y formases tu propia familia y te aislaste como una isla en el océano.

Cuando fue la última vez que visitaste a tus padres y sin ninguna razón pasaste días enteros consintiéndolos o sacándolos a pasear, comer o simplemente alejarlos de su rutina. Mientras estaban vivos y felices de disfrutar cualquier momento. Y si estaban enfermos no los dejaste solos ni estando ausente, porque una vez que ya no están aunque quieras ya no podrás sorprenderlos con mimos y cariños.

Cuando fue la última vez que compartiste con todos tus hermanos juntos, contándose anécdotas de aquellos tiempos, solos o con sus familias, cuando por fin todos dejaron algo que hacer para darse ese día, por eso de que cada uno tiene su vida y responsabilidades.

Cuando fue la última vez que sorprendiste a tu esposa(o) con un mensajito de amor por el móvil, email, con una flor, una salida al cine o cualquier otro pequeño detalle y le demostraste tu amor y no las ganas…

Cuando fue la última vez que descendiste a nivel de tus hijos y dejaste que ellos hicieran contigo cualquier cosa, desde colocarte accesorios en el pelo y maquillarte si son chicos, jugar juegos de video, futbol, básquet, beisbol, o simplemente hablar de sus amigos y noviecito(as) cuando ya son adolescentes. Pero también cuando fue la última vez que los corregiste por su mal proceder aun siendo adultos, como el padre o la madre que nunca dejaras de serlo mientras tengas vida.

Cuando fue que te importaba más tener que disfrutar de tu propia vida, que te esclavizaste al trabajo y dejaste a tu familia un poco relegada y no compartiste todas y cada una de tus vacaciones con ellos, porque era por lo menos el momento que le podías brindar. Y cuando te distes cuenta tus hijos crecieron y se fueron, tu esposa(o) enfermó y también partió o sencillamente alguien le dio más importancia que tú. Porque tu filosofía de vida fue siempre vivir para trabajar y no todo lo contrario.

Cuando fue el momento que te diste cuenta que tener a veces no es lo mismo que disfrutar, que aun teniendo no eres feliz, pero sobre todo cuando te distes cuenta que con todo lo logrado ya no tienes mucho tiempo para disfrutarlo y al final de tus días ya no tienen la misma importancia que cuando te esforzaste por tenerlos… y que realmente serán otros que lo disfruten porque ni siquiera a la otra vida te lo podrás llevar.

Cuando fue la última vez que te sonrojaste, tuviste pudor, sentiste ternura, te comportaste en forma ingenua, que algo hizo que brotara una lágrima de felicidad, te reíste como nunca, permitiste que ese individuo de tu niñez y adolescencia brotara dentro de ese ser adulto y estirado que ahora eres.

Si a la mayoría de estas interrogantes no puedes responderlas con certeza por el tiempo que ha pasado, entonces y solo entonces podrás saber porque se fue tu unicornio azul.